7º Domingo de Pascua - A
Evangelio: Mat 18,10-20 - La Ascensión del Señor
Por fin ha llegado el momento de la despedida. Jesús sube al cielo en
presencia de sus amigos más íntimos, los Apóstoles. Su misión terrena había
terminado. Ahora son ellos los que tienen que proseguirla.
Y para ello les despide comunicándoles por fin plenos poderes para que
evangelicen por el mundo entero, y a los que crean los bauticen en el nombre
del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Con pena, pero con esperanza en el promesa del Espíritu Santo se retiran
a sus tareas, hasta que el Espíritu de Jesús les transforma y les lanza por el
mundo.
Oración para cada día de la semana
Señor, Jesús, que ascendiste a los cielos en presencia de tus discípulos.
Quiero colocarme a su lado para contemplarte subiendo a las alturas,
y sobre todo para escucharte los últimos consejos o consignas que les dejaste.
Sin duda van dirigidas, de alguna manera, a todos los cristianos,
aunque en primer lugar son los apóstoles y sus sucesores,
obispos y sacerdotes los destinatarios inmediatos.
Señor, me siento urgido a mirar siempre al cielo
y a esperar confiadamente tu ayuda y tu bendición,
pero sobre todo me siento comprometido a ser apóstol
y evangelizador en el mundo que me toca vivir.
Ninguna excusa me aparta, Señor, del camino de la santidad y del apostolado.
En primer lugar te pido ser apóstol con mi trabajo bien hecho,
santificado y santificador, con mi vida ordinaria,
compuesta ciertamente, como no puede ser menos, de “pequeas cosas”,
pero que quiero hacer “grandes” por mi ilusin, alegría y amor de Dios.
Señor, que cuantos me vean comportarme o escuchen
mis conversaciones, puedan decir: este lee la vida de Jesucristo.
Precisamente porque el ambiente social no hace fácil vivir
como un auténtico cristiano, te pido, Señor, fortaleza, valentía
y perseverancia en el bien, y sobre todo la alegría en los labios
y en la cara porque Tu estás en mi corazón.
Es la hora de los valientes, de los santos.
Estas crisis sociales son motivadas, en parte, porque carecemos de santos.
Cuenta, Señor, con mi pequeñez, pero con mis mejores deseos
y propósitos de ser fiel a mi vocación cristiana.
Padre Segismundo Fernandez Rodríguez
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