Fiesta del BAUTISMO DEL SEÑOR - A
Evangelio: Mt 3,13-17 El Bautismo, un tesoro
Hoy es la última fiesta del tiempo de Navidad. Hemos gozado, compartido,
rezado, en una palabra, hemos celebrado ya todos los acontecimientos del
Nacimiento de Jesús, y de aquellos primeros años de su vida de infancia, y
también la espera de la humanidad hasta la venida de Cristo, con los domingos
de Adviento. Le hemos contemplado, después del suceso de la “pérdida y
hallazgo” en el templo a los doce años, retirándose a su pueblo, donde vivían
sus padres, a Nazaret. Allí transcurren los años, que llamamos “la vida oculta de
Jesús”, que no por desconocida carece de importancia y es ajena a sus
enseñanzas y mensaje.
Termina este tiempo litúrgico con la fiesta del Bautismo de Jesús, que
abre el paso a la vida pública.
Oración para cada día de la semana
Gracias, Señor, por este ejemplo que me das, acudiendo, al comienzo
de tu vida pública, a recibir el Bautismo que tu primo Juan predicaba y
practicaba,
para ayudar a las gentes en su conversión y mejor aceptación de tu mensaje
salvador.
No necesitabas de aquel rito, puramente significativo y animador
de los buenos sentimientos que se deben albergar siempre en el corazón
humano.
Pero al aceptarlo nos ayudas a entender mejor el Bautismo purificador y
transformante que Tu instituirías, para acoger tu gracia y perdón, y para “sentir”
más fuertemente
tu amor sanador y vivificante. Por el Bautismo ahora no solo nos aconsejas y
orientas al arrepentimiento y la conversión, sino que nos das tu gracia y tu
perdón, tu abrazo
de Padre, que nos introduce en la familia cristiana y nos abre las puertas del
cielo.
¡Gracias, Señor, por el Bautismo que ya he recibido de pequeño!
Gracias, Señor, porque mis padres quisieron, libre y responsablemente
–como buenos padres cristianos– someterme al lavado espiritual
del agua purificadora, para hacerme hijo tuyo y miembro de la Iglesia,
Pueblo de Dios, y así ser llamado a la santidad y a la salvación eterna.
Te pido, Señor, qué además de sentirme agradecido por el Bautismo,
sea responsable con este favor recibido, este tesoro impagable humanamente.
Que sea consciente todos los días del deber de cuidarlo y cultivarlo
con la lucha por la santidad cristiana y el celo apostólico y evangelizador.
Que valore y aproveche la formación cristiana conociendo tu Palabra escrita
en la Biblia y transmitida en las enseñanzas de nuestra Santa Madre la Iglesia.
Que siempre viva y testimonie con valentía la alegría y el optimismo de ser
cristiano.
Ante esta maravillosa realidad del Bautismo y sus consecuencias en mi vida,
me veo urgido y obligado a encomendarte a todos los padres que bautizan a sus
hijos, para que sean conscientes del tesoro que legan a sus hijos, y valorándolo
así, cuiden la formación cristiana de sus hijos con el ejemplo, las palabras y la
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catequesis adecuada.
Padre Segismundo Fernandez Rodríguez