Cooperar con el Señor.
27/03/2011
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 4, 5-42
En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria, llamado Sicar, cerca del
campo que dio Jacob a su hijo José. Ahí estaba el pozo de Jacob. Jesús, que venía
cansado del camino, se sentó sin más en el brocal del pozo. Era cerca del mediodía.
Entonces lleg una mujer de Samaria a sacar agua y Jesús le dijo: “Dame de
beber”. (Sus discípulos habían ido al pueblo a comprar comida). La samaritana le
contest: “¿Cmo es que tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy
samaritana?” (Porque los judíos no tratan a los samaritanos). Jesús le dijo: “Si
conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, tú le pedirías a él, y él
te daría agua viva”.
La mujer le respondi: “Seor, ni siquiera tienes con qué sacar agua y el pozo es
profundo, ¿cómo vas a darme agua viva? ¿Acaso eres tú más que nuestro padre
Jacob, que nos dio este pozo, del que bebieron él, sus hijos y sus ganados?” Jesús
le contest: “El que bebe de esta agua vuelve a tener sed. Pero el que beba del
agua que yo le daré, nunca más tendrá sed; el agua que yo le daré se convertirá
dentro de él en un manantial capaz de dar la vida eterna”.
La mujer le dijo: “Seor, dame de esa agua para que no vuelva a tener sed ni
tenga que venir hasta aquí a sacarla”. Él le dijo: “Ve a llamar a tu marido y vuelve”.
La mujer le contest: “No tengo marido”. Jesús le dijo: “Tienes razn en decir „No
tengo marido‟ Has tenido cinco, y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la
verdad”.
La mujer le dijo: “Seor, ya veo que eres profeta. Nuestros padres dieron culto en
este monte y ustedes dicen que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén”.
Jesús le dijo: “Créeme, mujer, que se acerca la hora en que ni en este monte ni en
Jerusalén adorarán al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos
lo que conocemos. Porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, y
ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en
espíritu y en verdad, porque así es como el Padre quiere que se le dé culto. Dios es
espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad”.
La mujer le dijo: “Ya sé que va a venir el Mesías (es decir, Cristo). Cuando venga,
él nos dará razn de todo”. Jesús le dijo: “Soy yo, el que habla contigo”.
En esto llegaron los discípulos y se sorprendieron de que estuviera conversando con
una mujer; sin embargo, ninguno le dijo: „¿Qué le preguntas o de qué hablas con
ella?‟ Entonces la mujer dej su cántaro, se fue al pueblo y comenzó a decir a la
gente:
“Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será éste el
Mesías?” Salieron del pueblo y se pusieron en camino hacia donde él estaba.
Mientras tanto, sus discípulos le insistían: “Maestro, come”. Él les dijo: “Yo tengo
por comida un alimento que ustedes no conocen”. Los discípulos comentaban entre
sí: “¿Le habrá traído alguien de comer?” Jesús les dijo: “Mi alimento es hacer la
voluntad del que me envió y llevar a término su obra. ¿Acaso no dicen ustedes que
todavía faltan cuatro meses para la siega? Pues bien, yo les digo: Levanten los ojos
y contemplen los campos, que ya están dorados para la siega. Ya el segador recibe
su jornal y almacena frutos para la vida eterna. De este modo se alegran por igual
el sembrador y el segador. Aquí se cumple el dicho: „Uno es el que siembra y otro
el que cosecha‟. Yo los envié a cosechar lo que no habían trabajado. Otros
trabajaron y ustedes recogieron su fruto”.
Muchos samaritanos de aquel poblado creyeron en Jesús por el testimonio de la
mujer: „Me dijo todo lo que he hecho‟. Cuando los samaritanos llegaron a donde él
estaba, le rogaban que se quedara con ellos, y se quedó allí dos días. Muchos más
creyeron en él al oír su palabra. Y decían a la mujer: “Ya no creemos por lo que tú
nos has contado, pues nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es, de
veras, el salvador del mundo”.
Oración preparatoria
Señor Jesús, quiero de tu agua, única capaz de apagar mi sed. Permite que en esta
meditación comprenda el gran misterio de tu amor, que se abaja a mi nada para
ofrecerme la plenitud. Quiero hacer tu voluntad, ayúdame a descubrirla. ¡Ven
Espíritu Santo!
Petición
Dios mío, renueva en mí la fe y esperanza para que sepa descubrirte en esta
oración.
Meditación
«La mujer samaritana, de la que se habla, puede parecer una representante del
hombre moderno (…). Había tenido cinco maridos y convivía con otro hombre.
Usaba ampliamente su libertad y, sin embargo, no era por ello más libre; más aún,
quedaba cada vez más vacía. Pero vemos también que en esa mujer había un gran
deseo de encontrar la verdadera felicidad (…). Por eso, siempre estaba inquieta y
se alejaba cada vez más de la verdadera felicidad. (…) También esa mujer, que
vivía una vida aparentemente tan superficial, incluso lejos de Dios, en el momento
en que Cristo le habla, muestra que en lo más íntimo de su corazón conservaba
esta pregunta sobre Dios: ¿Quién es Dios? ¿Dónde podemos encontrarlo? ¿Cómo
podemos adorarlo? En esta mujer podemos ver muy bien reflejada nuestra vida
actual, (…); pero también vemos que en lo más íntimo del corazn siempre está la
cuestin de Dios, la espera de que Él se manifieste de otro modo. (…) Ojalá que,
con la luz del Seor y nuestra cooperacin (…), descubran que la verdadera libertad
viene del encuentro con la Verdad» (Benedicto XVI, 24 de febrero de 2008).
Reflexión apostólica
«La decisión de seguir más de cerca a Cristo ayudándose de los medios que ofrece
el Regnum Christi será siempre el resultado de una opción personal libre y
espontánea, en un clima de paz y serenidad. Una decisión así, nacida de una
convicción interior, tiene muchas garantías de madurar y consolidarse con el paso
del tiempo, a pesar de las naturales dificultades que pueden ir surgiendo en la vida
para ser fiel a la invitación de Dios. La samaritana, en su encuentro con Cristo,
pasó de una actitud hostil inicial a una entrega entusiasta y convencida de la
novedad de la persona y del mensaje de Cristo, mediando sólo una conversación.
La convicción, el celo y la autenticidad de vida que fluían de la persona y de los
labios de Jesús la hicieron sintonizar rápidamente con Él y la llevaron a cambiar el
rumbo de su vida» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi , n. 373).
Propósito
Hacer algo para acercar a una persona a la fe y a la amistad con Cristo.
Diálogo con Cristo
Señor Jesús, ¿me has pedido que te dé de beber? Creo que muchas veces no he
sabido reconocerte en mi prójimo y por ello no he sabido corresponder a tu amor.
La Cuaresma me invita a reflexionar sobre las innumerables gracias que me ofreces
y que no siempre he sabido aprovechar, por eso hoy te pido que me ayudes a
mantenerme cerca del pozo de tu amor, que rebosa del agua clara que quieres
darme para que pueda cambiar lo que tenga que cambiar en mi vida, ¡dame de tu
agua, Señor!
«Es necesario saber escuchar, hacerse receptor paciente de cuanto te quiere decir
un alma. Dialogar para iluminar al igual que Cristo dialogó con Nicodemo, con la
Samaritana, con sus apóstoles» ( Cristo al centro, n. 1203).