EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Lucas 4,24-30.
Después agregó: "Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra.
Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando
durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el
país.
Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en
el país de Sidón.
También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero
ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio".
Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron
y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la
colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo.
Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Ambrosio (v. 340-397), obispo de Milán y doctor de la Iglesia
Los Misterios, § 16-21 (trad. SC 25, p. 112)
La Cuaresma conduce a la resurrección del bautismo.
Naamán era sirio, tenía lepra y no podía ser purificado por nadie. Entonces una
joven esclava dijo que había un profeta en Israel que podría purificarle de la plaga
de la lepra... Aprende ahora quien es esta joven de entre los cautivos: la joven
asamblea de entre las naciones, es decir la Iglesia del Señor, humillada
anteriormente por la cautividad del pecado, mientras que no poseía aún la libertad
de la gracia. Por su consejo este vano pueblo de las naciones escuchó la palabra de
los profetas de la cual había dudado mucho tiempo. Después, desde que el creyó
que era necesario obedecer, fue lavado de toda infección de sus malas acciones.
Naamán había dudado antes de ser curado, tú estás ya curado, por lo que no debes
dudar.
Es por eso que se te dijo ya que no creas solamente lo que veías aproximándote
al baptisterio, por miedo que no digas: « ¿Está ahí el gran misterio que el ojo no vio
ni el oído oyó y que no ascendió al corazón del hombre? (1Co 2,9) Veo el agua, que
veía todos los días; ¿puede purificarme estas aguas en las que a menudo he bajado
sin ser nunca purificado?» Aprende por eso que el agua no purifica sin el Espíritu.
Por eso leíste que « tres testigos del bautismo no son más que uno: el agua, la
sangre y el Espíritu» (1Jn 5,7-8). Porque si retiras uno de ellos ya no hay
sacramento del bautismo. En efecto, ¿qué es el agua sin la cruz de Cristo? Un
elemento ordinario sin ningún efecto sacramental. Y de la misma manera, sin el
agua no hay misterio de la regeneración. « A menos de haber nacido de nuevo del
agua y del Espíritu no se puede entrar en el Reino de Dios» (Jn 3,5). El catecúmeno
cree en la cruz del Señor Jesús de la cual está marcado; pero si no ha sido
bautizado en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, no puede recibir la
remisión de sus pecados ni extraer el don de la gracia espiritual.
Así pues este sirio se sumergió siete veces en la Ley; tú, has sido bautizado en el
nombre de la trinidad. Tú has confesado el Padre..., tú has confesado el Hijo, tú has
confesado el Espíritu Santo... Estás muerto al mundo y resucitado por Dios, y, en
alguna forma enterrado al mismo tiempo en este elemento del mundo; muerto al
pecado, has resucitado para la vida eterna (Rm 6,4).
“servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”