Domingo 05 de cuaresma 011 A
¿Si el cuerpo de Lázaro hubiera sido cremado, habría alcanzado la
resurrección de Jesús?
Para quien se imagine a un Cristo solitario, tendremos que afirmar que Cristo
conoció la verdadera amistad entre los hombres. Una de sus amistades fue Lázaro.
Cristo solía visitarlo en su casa, con sus hermanas, en Betania, un pueblito cercano
a Jerusalén. Ahí era siempre bien recibido, las puertas estaban siempre abiertas
para él y para sus apóstoles. Se había creado una verdadera amistad. Y un día
lázaro calló enfermo. Y con la confianza que tenían en Jesús, le avisaron de su
enfermedad. Cristo no acudió de inmediato a atender a su amigo, por la distancia y
por la prudencia de mantenerse alejado de Jerusalén, pues su cabeza ya tenía
precio, pero sobre todo para mostrar su poder sobre la enfermedad y la muerte.
Cuando llegó, Lázaro ya había muerto y las hermanas, dentro de su dolor, se
atrevieron a reclamarle a Jesús por su tardanza y su ingratitud. Cristo puso a
repasar a las hermanas lo que habían aprendido en su catecismo, y lo más que
lograron traer a colación fue su creencia de la resurrección de los muertos al final
de los tiempos. Y Cristo les mostró que no había que esperar precisamente hasta el
final de los tiempos pues él era precisamente la resurrección, la luz que vence a la
oscuridad, la vida que vence a la muerte, y el amor y la amistad que le hicieron
vencer el peligro de su propia muerte para mostrar su cercanía con Lázaro y sus
gentes. Los alrededores de la casa de sus amigos, estaban llenos de gente que
habían ido a consolar a las hermanas, además de la gente que venía con Jesús.
Todos ellos fueron testigos de lo que aconteció en seguida. Jesús estaba
conmovido hasta las lágrimas, ciertamente por la muerte de Lázaro, pero sobre
todo porque mirando más allá, él se compadeció de la humanidad que se veía
maltrata de tal manera por la realidad del pecado y de la muerte. A una indicación
de Jesús, éste fue conducido hasta las inmediaciones de la tumba de Lázaro. La
tumba estaba situada en una cueva, sellada con una loza como era la costumbre. Y
entonces pidió que la loza fuera quitada. Sin comprender aún el poder de Cristo, las
hermanas fueron las primeras que protestaron, pues Lázaro ya llevaba cuatro días
de muerto, lo que presagiaba ya la descomposición del cuerpo. Cristo las incitó a
confiar en él para poder ver la gloria de Dios. Y ya con la loza puesta a un lado,
Cristo pronunció anticipadamente una acción de gracias al Padre por haberlo
escuchado siempre y por mostrar con aquella acción que él era el enviado y el
dueo de la vida y de los siglos. Y en seguida, pronunci con fuerte voz: “Lázaro,
sal de ahí”. Y ante la admiracin de todos los presentes, Lázaro sali de la tumba
para incorporarse a los suyos.
La señal de la nueva vida a Lázaro, encendió la fe en los asistentes, pero a causa
de la animadversión que los fariseos tenían contra Jesús, eso mismo provocó la
aceleración del proceso a Jesús, pues decían que a causa de Lázaro todo mundo
llegaría a creer en él. Para nosotros el mensaje es claro. La resurrección de Jesús
es amor, y todos los que se le entregan aunque mueran vivirán, porque el amor es
fuerte y más poderoso que la misma muerte, tal como lo dijo Jesús a las hermanas:
“Yo soy la resurreccin y .a vida. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá: y
todo aquél que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. En esta cuaresma,
podemos dar gracias a Dios por la vida y porque nuestro bautismo nos asegura la
entrada al corazón de Jesús donde podremos asociarnos a su muerte redentora,
para vivir para siempre cerca del corazón mismo de nuestro Buen Padre Dios.
El Padre Alberto Ramírez Mozqueda espera sus comentarios en
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