Miércoles 30 de Marzo de 2011
Miércoles 3ª semana de Cuaresma 2011
Deuteronomio 4,1.5-9
Moisés habló al pueblo, diciendo: "Ahora, Israel, escucha los mandatos y
decretos que yo os mando cumplir. Así viviréis y entraréis a tomar posesión de la
tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os va a dar. Mirad, yo os enseño los
mandatos y decretos que me mandó el Señor, mi Dios, para que los cumpláis en la
tierra donde vais a entrar para tomar posesión de ella. Ponedlos por obra, que ellos
son vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos que, cuando
tengan noticia de todos ellos, dirán: "Cierto que esta gran nación es un pueblo
sabio e inteligente."
Y, en efecto, ¿hay alguna nación tan grande que tenga los dioses tan cerca
como lo está el Señor Dios de nosotros, siempre que lo invocamos? Y, ¿cuál es la
gran nación, cuyos mandatos y decretos sean tan justos como toda esta ley que
hoy os doy? Pero, cuidado, guárdate muy bien de olvidar los sucesos que vieron tus
ojos, que no se aparten de tu memoria mientras vivas; cuéntaselos a tus hijos y
nietos."
Salmo responsorial: 147
R/Glorifica al Señor, Jerusalén.
Glorifica al Señor, Jerusalén; / alaba a tu Dios, Sión: / que ha reforzado los
cerrojos de tus puertas, / y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R.
Él envía su mensaje a la tierra, / y su palabra corre veloz; / manda la nieve
como lana, / esparce la escarcha como ceniza. R.
Anuncia su palabra a Jacob, / sus decretos y mandatos a Israel; / con
ninguna nación obró así, / ni les dio a conocer sus mandatos. R.
Mateo 5,17-19
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "No creáis que he venido a
abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro
que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o
tilde de la Ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo
enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero
quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos."
COMENTARIOS
Testimonio y proclamación, cumplimiento y enseñanza, son las dos caras de
la misma moneda del evangelio del Reino de Dios. El anuncio y la llegada del Reino
fue el centro del mensaje de Jesús. Por Él vivió, habló, hizo milagros, rezó, lloró, se
alegró, discutió, juntó discípulos, expuso la vida, le arrestaron, le condenaron y le
asesinaron. El Reino fue su razón de ser y de vivir. La Ley del Reino lleva a plenitud
la Ley de Moisés, declarando felices a los pobres, los que lloran, los necesitados de
amor, pan y justicia. Jesús no achica las exigencias de la Ley , sino que libera a la
Ley de su carga de exclusión y la transforma en plataforma para poder amar más y
mejor.
Juan Alarcón, s.j.
(Extracto de servicios KOINONÍA)