“Les aseguro que no quedarán ni una coma de la ley, sin cumplirse”
Mt 5, 17-19
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
Lectio Divina
EL CAMINO PUEDE PARECER EXIGENTE, PERO PARA QUIEN CAM INA SE CONVIERTE
EN ESTÍMULO PARA ENSANCHAR EL CORAZÓN.
El hombre se caracteriza por el deseo infinito de vida y felicidad, sed nunca plenamente
apagada y que lo convierte en un incansable buscador de Dios. Y, sin embargo, hoy quizás
más que nunca, nos enfrentamos a un nuevo fenómeno, el de una humanidad cansada e
intolerante: los caminos antiguos -¿o viejos?- no satisfacen; los nuevos aparecen con mucha
frecuencia como auténticos callejones sin salida y suscitan escepticismo o desesperación.
Las lecturas de la presente liturgia nos vuelven a llevar a un camino concreto, "recto"; es decir,
que lleva directamente a su fin. Su punto de partida es la escucha de la Palabra y exige
humildad y obediencia. El paso a seguir consiste en llevar a la práctica la Palabra cada día. La
meta es el encuentro con la Palabra, Jesús y, por consiguiente, la felicidad, la bienaventuranza.
El camino puede parecer exigente, pero para quien camina se convierte en estímulo para
ensanchar el corazón. No se trata tanto de practicar con rigor los preceptos, sino de seguir a
una persona paso a paso, a Jesús. La palabra ley puede parecer hoy sinónimo de esclavitud,
legalismo, algo frío o a hipocresía. Por el contrario, ¿hay algo más estupendo que el verdadero
amor, que siempre busca y encuentra nuevos modos de darse?
Precisamente, esta fidelidad absoluta a la enseñanza del Señor puede hacer radicalmente
nueva nuestra vida incluso a los ojos de los demás. La fidelidad a mandatos antiguos nos hará
testigos de la perenne novedad: Jesús, el Señor, está con nosotros, y en él encontramos
plenitud de gozo hasta en el cotidiano trabajo de la existencia.
ORACION
Señor, en tu gran bondad nos has mostrado el camino a seguir para llegar a la meta de la
eterna comunión contigo. Con frecuencia hemos preferido escuchar otras voces diferentes de
la tuya, nos hemos adherido a normas más de acuerdo con nuestros gustos, hemos querido
abrir atajos alternativos para encontrar una felicidad ilusoria...
¡Perdónanos, Señor! Ayúdanos a volver a empezar, a comenzar partiendo de la escucha
humilde y fiel de tu Palabra, de caminar dócil y generosamente por tus mandamientos: éstos
son los pasos -pequeños pero seguros- que nos conducirán a un amor grande contigo y con los
hermanos; son pasos humildes que nos pueden hacer "grandes" en tu Reino. Enséñanos a
caminar detrás de ti, Jesús, nuestro verdadero maestro, para que nuestra vida, renovada en la
escuela de la caridad, testimonie al mundo el gozo del Evangelio.