Comentario al evangelio del Miércoles 06 de Abril del 2011
Queridos amigos y amigas:
Dios ha respondido y perdonado a su pueblo; lo invita a salir del exilio y le promete un regreso feliz,
pues es un Dios que cumple su promesa ya que su fidelidad es eterna. La Palabra insiste en este tiempo
de Cuaresma en que nuestro Dios es fiel en su relación con nosotros, a pesar de nuestra infidelidad con
él. Una y otra vez este mensaje llega a nosotros pero no sé si acaba por calar nuestro corazón. “¿Es que
puede una madre olvidarse de su criatura, no conmoverse por el hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella
se olvide, yo no te olvidaré.” Is 49, 15. ¿Cuándo aprenderemos a ser fieles? ¿A corresponder a tanto
amor? ¿Qué acontecimiento desestabilizador necesitamos en nuestra vida para que esto ocurra? ¿Tocar
fondo en nuestro ser limitado y finito? ¿Ver las orejas al lobo del mal cuando nos alejamos de Dios?
La ley fue uno de los grandes temas de discusión en el contexto social de Jesús. ¿Dónde está la
revelación de Dios en la ley o en la palabra de Jesús? Entre la ley y creer en Jesús no puede haber
contradicción, pues quien cumple la voluntad de Dios, creyendo en Jesús, está cumpliendo la Ley. El
Padre habla en el Hijo. El Hijo no anula la Ley, va más allá de ella para darle plenitud, sentido total.
Para muchos jóvenes hoy este dilema de los primeros seguidores cristianos –si Ley o palabra de Jesús-
se reproduce en su sentido de pertenencia eclesial, creer en la Iglesia y creer en Jesús. Dicho en otras
palabras, si la Iglesia fundada por Jesús, es el “lugar” donde el Hijo se sigue revelando y actuando.
Indudablemente en nuestra Iglesia subsiste la Iglesia de Jesucristo, pero quizá es la Iglesia -que somos
todos- la que debe hacer más transparente esta realidad, purgando todo aquello, como en la antigua
Ley, que obstaculizaba y perdía el camino de la búsqueda de Dios. El Dios Padre-Madre también actúa
a través nuestra. “Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo” Jn 5, 17. Somos espejo de Dios para
los demás, nuestra vida debe ser un reflejo de su voluntad. Es nuestra misión. En Cuaresma y en todo
tiempo.
Vuestro amigo en la fe.
Juan Lozano Belmonte, cmf.
Juan Lozano Belmonte, cmf