Amar a Dios, sin límites.
19/04/2011
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 13, 21-33. 36-38
En aquel tiempo, cuando Jesús estaba a la mesa con sus discípulos, se conmovió
profundamente y declar: “Yo les aseguro que uno de ustedes me va a entregar”.
Los discípulos se miraron perplejos unos a otros, porque no sabían de quién
hablaba. Uno de ellos, al que Jesús tanto amaba, se hallaba reclinado a su derecha.
Simn Pedro le hizo una sea y le pregunt: “¿De quién lo dice?”. Entonces Él,
apoyándose en el pecho de Jesús, le pregunt: “Seor, ¿quién es?”. Le contest
Jesús: “Aquel a quien Yo le dé este trozo de pan, que voy a mojar”. Moj el pan y
se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote; y tras el bocado, entró en él Satanás.
Jesús le dijo entonces a Judas: “Lo que tienes que hacer, hazlo pronto”. Pero
ninguno de los comensales entendió a qué se refería; algunos supusieron que,
como Judas tenía a su cargo la bolsa, Jesús le había encomendado comprar lo
necesario para la fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el bocado,
salió inmediatamente. Era de noche.
Una vez que Judas se fue, Jesús dijo: “Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre
y Dios ha sido glorificado en Él. Si Dios ha sido glorificado en Él, también Dios lo
glorificará en sí mismo y pronto lo glorificará.
”Hijitos, todavía estaré un poco con ustedes. Me buscarán, pero como les dije a los
judíos, así se lo digo a ustedes ahora: „A donde Yo voy, ustedes no pueden ir‟ ”.
Simn Pedro le dijo: “Seor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida
por ti”. Jesús le contest: “¿Con que darás tu vida por mí? Yo te aseguro que no
cantará el gallo, antes de que me hayas negado tres veces”.
Oración preparatoria
Dios mío, eres mi Padre, me conoces y me amas, eres el único en quien puedo
confiar con la seguridad que nunca me vas a fallar. Sólo en Ti puedo encontrar la
felicidad, dame, en este diálogo de amor, tu luz y tu fuerza para serte siempre fiel.
Petición
Jesús, ayúdame a huir de la autosuficiencia y la vanagloria.
Meditación
«Existe el misterio oscuro del rechazo, que con la historia de Judas se hace
presente (…). El amor del Seor no tiene límites, pero el hombre puede ponerle un
límite. (…) Es el rechazo del amor, el no querer ser amado, el no amar. Es la
soberbia que cree que no necesita purificación, que se cierra a la bondad salvadora
de Dios. (…) En Judas vemos con mayor claridad aún la naturaleza de este rechazo.
Juzga a Jesús según las categorías del poder y del éxito: para él sólo cuentan el
poder y el éxito; el amor no cuenta. Y es avaro: para él el dinero es más
importante que la comunin con Jesús, más importante que Dios y su amor. (…) El
Señor hoy nos pone en guardia frente a la autosuficiencia, que pone un límite a su
amor ilimitado. (…) Nos invita -por más perdidos que podamos sentirnos- a volver a
casa y a permitir a su bondad purificadora que nos levante y nos haga entrar en la
comunión de la mesa con él, con Dios mismo» (Benedicto XVI, 13 de abril de
2006).
Reflexión apostólica
«María es modelo de fidelidad. La Iglesia la proclama Virgen fiel porque a lo largo
de las diversas, y muchas veces difíciles circunstancias de su vida, mantuvo su
alma en actitud de sierva del Señor, ratificando su «sí» inicial en cada nueva
decisión y acogiendo dócilmente el plan de Dios que se le iba revelando a cada paso
más inescrutable y sorprendente» (Manual del miembro del Movimiento Regnum
Christi , n. 127).
Propósito
Ofrecer un sacrificio por quienes se encuentran en misiones de evangelización
durante la Semana Santa.
Diálogo con Cristo
Gracias Señor por hacerte presente en mi vida y animarme a no tener miedo a mi
fragilidad. No permitas que te traicione. Quiero ser fiel a mi propósito de entregarte
toda mi vida, independientemente de las circunstancias que Tú has dispuesto y,
que a veces, no me acaban de gustar, pero te amo y me pongo en manos de tu
Madre Santísima, modelo de fidelidad.
« Nadie nace traidor; se hace a medida que deja que las pasiones del espíritu y de
la carne se vayan apoderando de él. Y un pecado de traición, y de traición muchas
veces más perniciosa y fría, es el pecado de omisión »
( Cristo al centro, n. 468).