¡RESURRECCIÓN COMPARTIDA!
DOMINGO DE RESURRECCIÓN
22 de Marzo de 2.008
Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está
Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la
tierra.
Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando
aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente
con él, en gloria. Colosenses 3, 1- 4.
¡Aleluya, Aleluya, que somos la resurrección de Cristo! Que descendió el Señor, con
su vida y con su muerte, a lo más hondo del hombre, haciéndose nuestra raíz y
escondiéndose en nosotros. Que desde entonces nuestro tronco respira ya su raíz y
aspiramos a enramar Pascua Florida y frutos de justicia y santidad.
¡Aleluya, aleluya, que Cristo vive y es contemporáneo nuestro! Que su resurrección
ha sido la verdad, la verificación, la credibilidad de Jesús y su causa. El “visto
bueno” que el Padre ha dado a la mejor criatura, al hombre más hombre, a la obra
más activa, al corazón más crucificado, a la pasión más apasionada, a la entraña
más habitada. El “nihil obstat” dado por el Cielo a la nueva edición de Jesús, y a los
innumerables ejemplares de su nueva Presencia.
¡Aleluya, aleluya, que el estiércol ya es vergel y, porque Dios ha sentado a su
derecha al que sufrió su más radical abandono, toda muerte es ya la mejor
plataforma de despliegue y promoción. Ya los pobres y oprimidos, los pecadores y
los muertos resultan los más agraciados, son carne de resurrección obligada y los
primeros llamados a venir a la vida.
¡Aleluya, Aleluya! Que es la fiesta de las fiestas, el “carnaval” nunca visto donde
Cristo se pasea revestido con mil trajes, sugiriendo y asomando su presencia en los
rostros universos de las cosas y los hombres...Y es el Pan y el Agua, donde habita.
Y su rostro es de hortelano y de caminante y de pescador.
¡Aleluya, Aleluya, que no hay muerte, que hay ya vida para todos los sepulcros!
Que en el seno de la tierra y de la historia está embrionado Jesús el Señor, y su
impulso irresistible nos presiona desde dentro para llevarnos a todos a nuestro
parto feliz.
¡Aleluya, Aleluya! ¡Que es la vida la que tiene la primera y la última Palabra!
Juan Sánchez Trujillo