Domingo de Resueeeccion, Ciclo A
Homilía basada en el Catecismo de la Iglesia Católica
«No busquéis entre los muertos al que vive»
I. LA PALABRA DE DIOS
Hch 10,34a-37-43: «Nosotros hemos comido y bebido con él después de
la Resurrección»
Sal 117,1-2.16-17.22-23: «Éste es el día en que actuó el Señor: sea
nuestra alegría y nuestro gozo»
Col 3,1-4: «Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo»
Jn 20,1-9: «Él había de resucitar de entre los muertos»
II. APUNTE BÍBLICO-LITÚRGICO
S. Lucas como lo hicieron S. Pedro y S. Pablo presenta en Hechos el núcleo central
de la predicación cristiana, el kerigma, «la sustancia viva del Evangelio».
«Morir con Cristo» tenía en San Pablo una resonancia especial: Al dejar constancia
de que «vuestra vida está oculta con Cristo en Dios», invita a todos a una ruptura
definitiva con cualquier actitud anterior, porque de ello depende «aparecer con
Cristo en la gloria».
Nuestra experiencia acerca de Jesús resucitado no es la misma que la de la
comunidad primitiva, pero sí coincidimos entroncando nuestra fe en Él en cuanto
vencedor de la muerte. Hoy y aquí, los cristianos, la Iglesia ha de anunciar a todos
la Resurrección. Nosotros mismos somos testigos de que «hemos pasado de la
muerte a la vida».
III. SITUACIÓN HUMANA
Ya se apuntaba en el esquema de la Noche Pascual cómo hay signos de apuesta por
la vida. Pero también es verdad que se han instalado entre nosotros lo que el Papa
llama «cultura de la muerte» (aborto, eutanasia, terrorismo, guerras, etc). No
obstante, seguimos confiando en los muchos esfuerzos de la humanidad en la lucha
contra las enfermedades, en la prevención de males, en la mejora de la calidad de
vida, atenciones al mantenimiento de la salud... Pero nos preguntamos si todo esto
puede alzarse más allá de horizonte puramente humano.
IV. LA FE DE LA IGLESIA
La fe
– La Resurrección: «La fe en la Resurrección tiene por objeto un acontecimiento a
la vez históricamente atestiguado por los discípulos que se encontraron realmente
con el Resucitado, y misteriosamente transcendente en cuanto entrada de la
humanidad de Cristo en la gloria de Dios» (656). "Cristo, «el primogénito de entre
los muertos» (Col 1,18), es el principio de nuestra propia resurrección" (658; cf
652-655).
– El sepulcro vacío y apariciones: 640-641.
La respuesta
– Resucitados con Cristo: «Unidos a Cristo por el Bautismo, los creyentes participan
ya realmente en la vida celestial de Cristo resucitado, pero esta vida permanece
«escondida con Cristo en Dios» (Col 3,3). «Con Él nos ha resucitado y hecho sentar
en los cielos con Cristo Jesús» (Ef 2,6). Alimentados en la Eucaristía con su Cuerpo,
nosotros pertenecemos ya al Cuerpo de Cristo. Cuando resucitemos en el último día
también nos «manifestaremos con Él llenos de gloria» (Col 3,4)» (1003).
– La Iglesia anuncia el Evangelio de la Resurrección: 849-856.
– Testigos del Resucitado: 871. 888. 904. 905.
El testimonio cristiano
– «No me servirá nada de los atractivos del mundo ni de los reinos de este siglo. Es
mejor para mi morir (para unirme) a Cristo Jesús que reinar hasta los confines de
la tierra. Es a Él a quien buscó, a quien murió por nosotros. A Él quiero, al que
resucitó por nosotros. Mi nacimiento se acerca... (S. Ignacio de Antioquía, Rm 6,1-
2)» (2474).
– «Cristo resucitó de entre los muertos. Con su muerte venció a la muerte. A los
muertos ha dado la vida (Liturgia bizantina, Tropario de Pascua)» (638).
Creer en el Resucitado es comenzar a vivir como resucitado. Los apóstoles dan
testimonio de Aquel en quien han creído. Y viven como resucitados.