EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Juan 8,1-11.
Jesús fue al monte de los Olivos.
Al amanecer volvió al Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y
comenzó a enseñarles.
Los escribas y los fariseos le trajeron a una mujer que había sido sorprendida en
adulterio y, poniéndola en medio de todos,
dijeron a Jesús: "Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio.
Moisés, en la Ley, nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres. Y tú, ¿qué dices?".
Decían esto para ponerlo a prueba, a fin de poder acusarlo. Pero Jesús,
inclinándose, comenzó a escribir en el suelo con el dedo.
Como insistían, se enderezó y les dijo: "El que no tenga pecado, que arroje la
primera piedra".
E inclinándose nuevamente, siguió escribiendo en el suelo.
Al oír estas palabras, todos se retiraron, uno tras otro, comenzando por los más
ancianos. Jesús quedó solo con la mujer, que permanecía allí,
e incorporándose, le preguntó: "Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Alguien te
ha condenado?".
Ella le respondió: "Nadie, Señor". "Yo tampoco te condeno, le dijo Jesús. Vete, no
peques más en adelante".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Agustín (354-430), Obispo de Hipona (África del Norte) y doctor de la Iglesia
Sermón 1
« Yo tampoco te condeno »
Dice el salmista: "Aprended, jueces de la tierra" (Sal 2.10). Aquellos que juzgan
la tierra son los reyes, gobernadores, príncipes, los jueces propiamente dicho... Sed
sensatos, porque es la tierra quien juzga la tierra, pero debe temer al que está en
el cielo. Juzgan a sus iguales: un ser humano juzga a un hombre, un mortal a un
mortal, un pecador a otro pecador. ¿Si nuestro Señor hizo resonar en medio de los
jueces esta frase divina: "el que esté sin pecado que tire la primera piedra", todos
los que juzgan la tierra no estarán sobrecogidos de espanto?
Los fariseos, para tentarlo, le llevaron una mujer sorprendida en
adulterio...Jesús dijo: "Queréis apedrear a esta mujer, según lo prescrito por la ley.
Pues bien, aquel de entre vosotros que esté sin pecado, que tire la primera piedra".
Mientras se cuestionaban, Él escribió sobre la tierra, para "enseñar a la tierra"; pero
cuando les dio esta respuesta, levantó los ojos, "miró a la tierra y ésta se
estremeció" (Sal 103,32). Los fariseos, confundidos y temblorosos, se fueron uno
tras otro...
La pecadora se queda a solas con el Salvador: la enferma con el médico, la gran
miseria con la gran misericordia. Mirando a esta mujer, Jesús le dijo: "¿Nadie te ha
condenado? -Nadie, Señor"... Pero ella permaneció delante del juez que está libre
de pecado. "¿Nadie te ha condenado? - Nadie, Señor, y si tú mismo no me
condenas, estoy salvada" En silencio, el Señor responde a esta inquietud:"Yo
tampoco te condeno... La voz de sus conciencias les impedía a los acusadores
castigarte, la misericordia me empuja a venir en tu ayuda". Reflexionar sobre estas
verdades e "instruiros jueces de la tierra".
“servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”