Puerta abierta
“Un corazón sin puertas, unas manos siempre abiertas”. La puerta divide,
excluye, separa. Pero también, se abre y deja salir. Pasar la puerta, bien
para entrar o salir, implica seguridad, confianza. Si la abren para Ti, es
signo de acogida. Si la cierran para despedirte, es porque te han abierto el
corazón y siguen contigo. Es don de gratuidad.
Jesús es la Puerta. Deja atrás el Antiguo Testamento y abre el Nuevo. Es la
realización plena de las Profecías, de la Alianza. La Ley mosaica ha cumplido
su fin: Llevar al Pueblo hasta la Puerta, Cristo el Salvador. El Sinaí da paso
al Tabor y el Templo rasga su velo para dejar entrever la novedad de la
Vida que nos trae Cristo.
El secreto de esta Puerta es que está siempre abierta. Todos podemos
entrar. Basta escuchar la voz que te invita, dejarte embrujar de la luz que
te inunda, saber contagiarte de su mirada, disfrutar de su mesa, beber de
sus torrentes. La generosidad que te dispensa, se confunde con la
abundancia de su amor.
Puerta abierta a la novedad. Entrar por esta puerta es asumir tu
responsabilidad en la construcción del Reino. Es encontrarte con Dios como
Padre, el Abba, y sabiéndolo a Él Padre, entender que tu tarea es la
comunión fraterna sin distinciones ni exclusiones. Es Puerta a la
universalidad en donde el evangelio es no sólo alimento, sino fuerza viva,
unificadora, santificadora de nueva humanidad.
15.05.11
jesús e. osorno g. mxy
jesus.osornog@gmail.com