La Pascua es el regalo del amor de Dios. Disfrútala y comunícala.
Viernes 06 de Mayo de 2011Santoral: Heliodoro
Hechos 5,34-42 Salieron contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de Jesús
Salmo responsorial: 26 Una cosa pido al Señor: habitar en su casa.
Juan 6,1-15 Repartió a los que estaban sentados todo lo que quisieron
En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo
seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. Subió
Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la
fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice
a Felipe: "¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?" Lo decía para tantearlo,
pues bien sabía él lo que iba a hacer. Felipe le contestó: "Doscientos denarios de pan no
bastan para que a cada uno le toque un pedazo."
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: "Aquí hay un muchacho
que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?" Jesús
dijo: "Decid a la gente que se siente en el suelo." Había mucha hierba en aquel sitio. Se
sentaron; sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de
gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del
pescado.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: "Recoged los pedazos que han sobrado; que
nada se desperdicie." Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco
panes de cebada, que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo
que había hecho, decía: "Este sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo." Jesús,
sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.
Nos estamos acostumbrando a una religión suave y sin sufrimientos. Una
religión donde Dios no lo de todo. Al mejor estilo de la multiplicación de los panes,
incluso donde sobre bastante para los demás días. Es como una religión sin
esfuerzo y donde rezar es ganar e ir a misa es tener mucho.
Pues, nada de eso, todo lo contrario. Jesús vino en nombre del amor de Dios
para que desde el Calvario sellara una Alianza. Ya lo habíamos escuchado en el
Antiguo Testamento “Yo soy el que soy” No hay otro fuera de mí. Y para que lo
entendiéramos bien envía a su único Hijo para acompañarnos y enseñaros el
camino.
Por eso, no es tanto lo religioso y lo bueno que aparentamos ser. Lo
importante es vivir en el amor de Dios. No para tener, sino para comprender que sin
Dios nada. Con Dios todo. Pues somos muchos que le pasamos facturas a Dios. Yo
voy a misa y merezco esto. Yo doy tanto a los pobres y me debes devolver
aquello… Esa es una muy falsa religin y muy materializada.
“Una sola cosa pido al Seor: habitar en su casa” (Salmo 26) No la casa de
las cuatro paredes, sino la casa de su amor y amistad. Una casa donde estén los
mejores sentimientos de hermandad, caridad y vida comunitaria.
Son muchos los que padecen el hambre del pan cotidiano. Pero también son
mayoría quienes no tienen el pan del amor, la comprensión, la compañía, la
atención. Esto es superior al pan material, pues en una sociedad justa y en al
verdad ese pan, no solamente estaría, sino sobraría.
Promover una espiritualidad de la comunión., exige ante todo una radical
conversión a Cristo, una dócil apertura a la acción de su Espíritu Santo y
una acogida sincera de los hermanos.
(Juan Pablo II)
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