"Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba".
Lc 24, 13-35
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
Lectio Divina
CADA MOMENTO PUEDE SER EL DE LA REVELACIÓN DEL MISTERIO, PORQUE
NUESTRA VIDA ESTÁ AHORA LIGADA INDISOLUBLEMENTE A JESÚS,
El reconocimiento de Jesús resucitado tiene lugar en un instante, mediante una intuición
resplandeciente; a continuación, todo vuelve a la normalidad. Así fue también con los discípulos
de Emaús. Después de aquel instante intuitivo, tras aquella mirada que penetra más allá del
velo de la carne, desaparece Jesús y todo vuelve a ser, aparentemente, como antes: la
posada, la mesa, el pan, los compañeros. Todo igual, pero, sin embargo, todo es ahora distinto.
Se trata de una experiencia inexpresable.
También hoy todas las personas y todas las cosas nos reservan sorpresas, porque en todas
ellas podemos encontrar a Jesús. Ser cristiano significa vivir en medio de un estupor siempre
renovado, en un estado de continua espera de sorpresas. Cada momento puede ser el de la
revelación del misterio, porque nuestra vida está ahora ligada indisolublemente a Jesús,
invisible a los ojos, pero realmente presente entre nosotros. Toda realidad es epifanía de su
presencia como «Emmanuel». A nosotros nos corresponde purificar de continuo nuestra mirada
en la adoración para poder vislumbrarlo en la trama de los acontecimientos más pobres y
cotidianos. Es él, siempre él, el que viene a nosotros a través de todo aquello que acogemos
con fe.
ORACION
Quédate con nosotros, Señor, porque sin ti nuestro camino quedaría sumergido en la noche.
Quédate con nosotros, Señor Jesús, para llevarnos por los caminos de la esperanza que no
muere, para alimentarnos con el pan de los fuertes que es tu Palabra.
Quédate con nosotros hasta la última noche, cuando, cerrados nuestros ojos, volvamos a
abrirlos ante tu rostro transfigurado por la gloria y nos encontremos entre los brazos del Padre
en el Reino del divino esplendor.