II Domingo de Adviento, Ciclo B
P. Félix Jiménez Tutor, escolapio
Escritura:
Isaías 40, 1-5.9-11; 2 Pedro 3, 8-14;
Marcos 1, 1-8
EVANGELIO
Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.
Está escrito en el profeta Isaías: Yo envío mi mensajero delante de ti para que te
prepare el camino.
Una voz grita en el desierto: Preparadle el camino al Señor, allanad sus senderos.
Juan bautizaba en el desierto: predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para
que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén,
confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán.
Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se
alimentaba de saltamontes y de miel silvestre. Y proclamaba: -Detrás de mí viene
el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias.
Yo os bautizo con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.
HOMILÍA
Érase una vez un cursillista que estaba orando y leyendo la Biblia en su habitación.
De repente entró en la habitación su hijo llorando. El niño había estado jugando con
un amigo al escondite y se había escondido tan bien que el amigo se cansó de
buscarlo y al no encontrarlo se marchó a su casa.
Papá, no es justo, le dijo su hijo, debería haber seguido buscándome.
No está bien, le dijo el padre, pero ahora ya sabes cómo se siente Dios. Dios
también se escondió muy bien y los hombres han dejado de buscarle. Y Dios
también está triste. Y no es justo.
Dios escondido en un niñito que nació en Belén. Dios escondido en el pan. Dios
escondido en sus hijos. Cuando lo encontramos en su escondite, Dios llora de
alegría.
Una palabra que resuena hoy con fuerza en el evangelio es "preparar".
"Mando mi mensajero para prepararte el camino".
"Escuchen este grito: preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos".
Nosotros, los que venimos a la iglesia, vivimos un tiempo de espera, Adviento.
Vivimos el "ya", Jesucristo vino en Navidad y el "todavía no" de su segunda venida.
Vivimos el "ya" de nuestra primera conversión y el "todavía no" estamos
convertidos del todo.
Vivimos el "ya" de su presencia gozosa en la Palabra, los hermanos, los
sacramentos... y el "todavía no" de la visión plena en la casa del Padre.
Porque vivimos en la espera, en el "todavía no", necesitamos siempre, siempre,
preparar el camino y enderezar los senderos de la vida..
Es orgullo, es pecado, es idolatría pensar que no necesitamos una permanente
purificación.
Es orgullo, es pecado, es idolatría pensar que ya hemos encontrado al Dios que
juega al escondite con nosotros.
Dios no es un cheque que recibo cada domingo como premio por asistir a la
asamblea cristiana y que puedo gastar a mi antojo.
Dios no es un poco de morfina para mitigar mi dolor.
Dios es lo que "todavía no" poseo del todo, no conozco del todo, y no amo del todo.
Dios es el que viene, el que espero y cuya venida preparo hoy y siempre.
Nosotros, los que venimos a la iglesia, sabemos y queremos purificarnos y seguir
buscando al Dios escondido.
Juan Bautista predicaba a la gente hablando de bautismo y de conversión para
alcanzar el perdón de los pecados.
Juan predicaba el cambio de vida, la conversión, la llegada de uno más importante,
la efusión del Espíritu. Y para acoger el Espíritu hay que limpiar la propia vida y
todo lo que nos rodea.
¿Necesitan ustedes buscar al Señor?
Algunos dicen: yo encontré ya al Señor y me dejó su tarjeta de visita, su "business
card" y un libro, una Biblia. ¿Para qué quiero más?
Yo me convertí el día que dejé las fiestas paganas, las discotecas, la vida loca...
Eso es un primer paso, pero no basta. Vivimos en el "todavía no". "El que está de
pie, cuidado no caiga".
Juan Bautista preparó la primera venida del Señor.
Todos nosotros, los que celebramos la Navidad, su nacimiento, el año 0, somos
también otro Juan Bautista.
Todos nosotros estamos invitados a "dar razón de nuestra esperanza" a los que han
dejado de buscar a Dios, a los que sólo creen en la televisión, a los que sólo adoran
el dinero, a los que sólo trabajan para el hoy porque no esperan a ningún salvador.
Todos nosotros, los que celebramos la primera venida del Señor, somos también
otro Juan Bautista. Y predicamos a los cuatro vientos que Jesús ya vino con la
fuerza del Espíritu a bautizarnos con agua y Espíritu Santo. Y predicamos que viene
hoy a alimentar nuestra esperanza y conversión con su cuerpo y con su sangre.
Y predicamos que vendrá un día, "todavía no", a dar plenitud a nuestra búsqueda y
a nuestro amor.
Cuando al Cardenal Bernardin de Chicago le dijeron los médicos: Eminencia, tiene
cáncer, le quedan seis meses de vida. Él dijo:" Me pongo en las manos de Dios. La
muerte no es mi enemiga, es mi amiga. Ahora hay que soltar personas y cosas para
encontrar a mi amor, a mi Dios, al que he servido y esperado durante toda mi
vida."
Padre Félix Jiménez Tutor, Sch.P