IX Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo B
P. Félix Jiménez Tutor, escolapio
Escritura:
Deuteronomio 5, 12-15; 2Corintios 4, 6-11;
Marcos 2, 23-3,6
EVANGELIO
Un sábado atravesaba el Señor un sembrado; mientras andaban, los discípulos iban
arrancando espigas. Los fariseos le dijeron: Oye, ¿por qué hacen en sábado lo que
no está permitido?
El les respondió: ¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus
hombres se vieron faltos y con hambre? Entró en la casa de Dios, en tiempo del
sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes presentados, que sólo pueden comer
los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros.
Y añadió: El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que
el Hijo del Hombre es Señor también del sábado.
Entró otra vez en la sinagoga y había allí un hombre con parálisis en un brazo.
Estaban al acecho, para ver si curaba en sábado y acusarlo. Jesús le dijo al que
tenía la parálisis: Levántate y ponte ahí en medio.
Y a ellos les preguntó: ¿Qué está permitido hacer en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo
malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?
Se quedaron callados. Echando en torno una mirada de ira y dolido de su
obstinación, le dijo al hombre:
Extiende el brazo.
Lo extendió y quedó restablecido.
En cuanto salieron de la sinagoga, los fariseos se pusieron a planear con los
herodianos el modo de acabar con él.
HOMILÍA
En los tiempos en que no había electricidad, las mulas arrastraban los vagones de
carbón en los túneles de las minas.
Un visitante que pasaba un domingo por una región minera observó que había
muchas mulas pastando en los campos y, curioso, preguntó la razón por la que no
estaban trabajando.
"Para que no se vuelvan ciegas" le contestaron. Si las mulas no son sacadas de los
túneles oscuros una vez a la semana perderían la vista. Así pues, cada domingo las
subimos a los campos para que descansen y no se vuelvan ciegas.
Las mulas tenían su día de descanso y para que no perdieran la visión en la
oscuridad de los túneles tenían el domingo off.
La palabra de Dios nos dice hoy el libro del Deuteronomio: "Santifica el día sábado,
como el Señor, tu Dios, te lo manda. Tienes seis días para trabajar y hacer tus
quehaceres pero el séptimo es día de descanso, dedicado al Señor, tu Dios".
Desgraciadamente hay muchos hermanos nuestros que trabajan más que las
mulas. Tienen que trabajar los siete días de la semana, porque no pueden subir a la
superficie y descansar o porque prefieren trabajar para ganar más.
Una vez leí en la puerta de una tienda: "Cerrado los domingos. Este día vale más
que un dólar".
Dios que vio a su pueblo esclavizado en Egipto y bajo el látigo de los capataces
quiso ofrecerle el descanso: un día para descansar de las fatigas del trabajo, un día
para celebrar la liberación de Dios y un día para reunirse con los hermanos y ser re-
creados y juntos formar el gran pueblo de Dios.
La esclavitud fue abolida hace muchos años pero todavía hay muchos hermanos
que tienen que vivir como esclavos para poder alimentar a su familia. Y no pueden
descansar ni celebrar a Dios ni reunirse con nosotros para formar y ser cada día
más parte del pueblo de dios.
Dios, además de ser el dueño del tiempo, sabe que necesitamos el descanso para
no embrutecernos.
Dios sabe que necesitamos reorientar la brújula de nuestra vida para no perder el
norte y no perdernos en las cosas.
Dios sabe que nos ha creado para vivir con los familiares, amigos y vecinos y
tenemos que reavivar y profundizar en las relaciones humanas.
Dios sabe que nos ha creado a su imagen y semejanza, es decir, para amar y
quiere que le celebremos a El y le amemos y quiere que amemos a la familia.
Dios sabe que en este mundo de horas punta, de prisas, de sudores y esclavitudes
necesitamos repensar nuestras prioridades.
Todos los días son iguales pero no todos los días son para hacer lo mismo. El
domingo es para el Señor y para la comunidad, la familia, los amigos, los vecinos...
El domingo no es un día de obligación, es un día de celebración: celebrar la vida de
Dios y su amor, celebrar la vida con los hermanos y su amor, celebrar la comunidad
que Dios reúne.
"Jesús, un sábado, caminaba por los sembrados con sus discípulos y ellos iban
desgranando espigas".
Jesús se tomó el día off y paseaba disfrutando con sus amigos por los campos. Y a
los fariseos que le espiaban y criticaban les dio esta gran lección. "El sábado ha sido
hecho para el hombre no el hombre para el sábado. El Señor es también dueño del
sábado."
El sábado o nuestro domingo, no nos debe esclavizar. El domingo no es un día de la
semana ni un número rojo del calendario. El domingo es un clima, una presencia
viva: Dios con nosotros y para nosotros. El domingo es descanso para el corazón,
no hay que trabajar como en Egipto, somos libres y dueños del tiempo. El domingo
es el día de la escucha de dios y de los hermanos.
El domingo no es el día de no hacer nada, de la inactividad, es el día de una
actividad nueva: recrear el espíritu, orar con los hermanos, ser sal para este mundo
roto, hacer el bien como lo hizo Jesús.
Jesús nos da el ejemplo: pasea con los discípulos y hace el bien a un hermano en la
sinagoga.
Padre Félix Jiménez Tutor, Sch.P