XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo B
P. Félix Jiménez Tutor, escolapio
Escritura:
Sabiduría 7, 7-11; Hebreos, 4, 12-13;
Marcos 10, 17-30
EVANGELIO
En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se
arrodilló y le preguntó: -Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
Jesús le contestó: -¿Por qué me llamas bueno?
No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no
cometerás adulterio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.
Él replicó: -Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño.
Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo:
-Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres –así
tendrás un tesoro en el cielo-, y luego sígueme.
A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico.
Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: ¡Qué difícil les va a ser a los ricos
entrar en el Reino de Dios!
Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió: -Hijos, ¡qué difícil les
es entrar en el Reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le
es a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el Reino de
Dios.
Ellos se espantaron y comentaban: -Entonces, ¿quién puede salvarse?
Jesús se les quedó mirando y les dijo: -Es imposible para los hombres, no para
Dios. Dios lo puede todo.
Pedro se puso a decirle: -Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos
seguido.
Jesús dijo: -Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o
padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo,
cien veces más –casa, y hermanos y hermanas, y madre e hijos, y tierras, con
persecuciones-, y en la edad futura la vida eterna.
HOMILÍA
El dinero comprará una cama pero no sueños.
Libros pero no el cerebro.
Comida pero no apetito.
Adornos pero no Belleza.
Una casa pero no un hogar.
Medicinas pero no salud.
Lujos pero no cultura.
Diversión pero no felicidad.
Un crucifijo pero no un salvador.
Un banco en la iglesia pero no en el cielo.
Lo que el dinero no puede comprar Dios lo da libremente sin cobrar.
"Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para Dios todo es
posible".
Entrar en la vida para siempre, salvarse, no es cosa de hombres, es obra de Dios. Y
Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la
verdad.
Hoy, hemos proclamado uno de los textos más hermosos del Evangelio. El
encuentro de un joven y de Jesús, la única vez en el Evangelio en la que se dice
que Jesús amara a alguien: "Jesús lo mir, sinti cario por él y le dijo"…
Este encuentro está lleno de sorpresas.
Primera sorpresa. "El joven corrió a su encuentro, se arrodilló delante de Él y le
preguntó: "Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?
Los jóvenes de todos los tiempos corren y se arrodillan ante otros ídolos, buscan el
dinero para independizarse, buscan el sexo sin compromiso, quieren triunfar sin
esfuerzo, libres sin responsabilidades, no hay muchos en la iglesia, miren a su
alrededor…
Este joven del evangelio nos sorprende porque, aparentemente, tiene sentimientos
y preocupaciones más nobles. Quiere saber cómo heredar la vida eterna.
Nosotros hacemos cosas para matar el tiempo, para divertirnos, para ganarnos el
pan, hacemos unas cosas por obligacin y otras por gusto…
Para ganar la vida eterna no hay que hacer nada, es un don de Dios. Y a Dios no se
le puede comprar. A Dios se le acoge y se le celebra.
¿Ha venido hoy a misa para ganarse el cielo?
Yo no. Yo estoy aquí para celebrar al Señor que me regala el cielo y para vivir aquí
y ahora la liturgia del cielo.
Yo estoy aquí para darle gracias al Señor porque me mira con cariño y me quiere.
Yo estoy aquí para ganar nada y sí para responder al que es todo.
No estamos llamados a hacer cosas o encontrar la fórmula mágica de la salvación.
Sí estamos llamados, como el joven del evangelio, a ser de otra manera, a vivir el
estilo de vida de Jesús.
La segunda sorpresa es la respuesta de Jesús. Ya conoces los mandamientos: no
matar, no defraudar, no robar…
Jesús no menciona los cuatro primeros mandamientos, los que hacen referencia a
Dios.
¿Por qué sólo los que hacen referencia a los hermanos?
Ser de otra manera, vivir de otra manera es ser fiel a las relaciones con los
hermanos. El que no respeta, no sirve, no es fiel a sus múltiples relaciones, el que
no ama al hermano tampoco ama a Dios. El que ama cumple toda la ley.
Jesús miró al joven, lo am y le dijo: "Slo te falta una cosa"…
Ser de otra manera es ser libre. Sólo una persona libre puede seguir a Jesús.
El joven no era libre, le ataban sus riquezas, era un esclavo,
No podemos seguir y aceptar a Jesús si alguien o algo nos controla.
No sabemos el nombre del joven. Pero sabemos nuestro nombre y hoy recibimos la
misma invitación: "Ven y sígueme".
Ven, no a hacer, sino a ser como yo, solidario, justo, fiel y servidor como Jesús. Yo
seré tu libertad, tu tesoro, tu vida eterna.
El joven rico quiere añadir a lo que ya tiene una posesión más, la vida eterna. Y
busca a un Maestro Bueno para que le dé la receta mágica.
Los bienes materiales se heredan, se compran, se roban, se arriendan… pero la vida
eterna, don de Dios, está en otra dimensión, no es un bien acumulable, es un
camino que hay que recorrer bajo la guía del Espíritu y de la Palabra de Dios.
A lo largo del camino hay que estar atentos a "las diez palabras", los diez
mandamientos, a la obediencia a Dios porque sólo Él es bueno. No se trata de
amontonar nada, ni siquiera buenas obras. Si nos dejamos guiar por Dios nuestro
obrar será bueno y agradable a los ojos de Dios y de los hermanos.
Muchos argumentan: por supuesto que hay que renunciar al mal bajo todas sus
máscaras pero ¿por qué hay que renunciar a la riqueza y a las cosas buenas de la
vida?
Renunciar no es hacer ascos de nuestra prosperidad.
Renunciar no es despreciar las bendiciones materiales que vienen de Dios.
Dios no nos quiere pobres. Pero quiere que vivamos liberados del peso y de la
mordaza de la riqueza. Dios quiere que vivamos en la dimensión, no de tener cada
día más, sino de ser cada día más hijos suyos y más hermanos de los hermanos y
más responsables de la marcha de este mundo individualista, avaricioso, egoísta y
cerrado en sí mismo.
Maestro Bueno, ¿qué tengo que hacer para heredar tus bendiciones espirituales y
materiales?
Reconoce mi presencia en el mundo. "Yo estoy con vosotros todos los días hasta el
fin del mundo."
En este mundo lleno de consignas, eslóganes y recetas para triunfar, escucha
también las mías, estudia mi Palabra.
Me gusta tu observancia de los detalles de la ley, pero prefiero que arriesgues un
poco o un mucho porque Yo no soy una ley. Yo soy el Señor. Sígueme.
Tu cuenta bancaria, grande o pequeña, no te salvará. Yo sí. Fíate de mí.
.
Padre Félix Jiménez Tutor, Sch.P