Oración, penitencia y conversión.
13/05/2011
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 6, 52-59
En aquel tiempo, los judíos se pusieron a discutir entre sí: «¿Cómo puede éste
darnos a comer su carne?».
Jesús les dijo: «Yo les aseguro: Si no comen la Carne del Hijo del hombre y no
beben su Sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi Carne y bebe
mi Sangre, tiene vida eterna y Yo lo resucitaré el último día.
«Mi Carne es verdadera comida y mi Sangre es verdadera bebida. El que come mi
Carne y bebe mi Sangre, permanece en mí y Yo en él. Como el Padre, que me ha
enviado, posee la vida y Yo vivo por Él, así también el que me come vivirá por mí.
«Este es el plan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus
padres, pues murieron. El que come de este pan vivirá para siempre».
Esto lo dijo Jesús enseñando en la sinagoga de Cafarnaúm. Palabra del Señor.
Oración introductoria
Soy el «Pan del cielo», el «Pan bajado del cielo», me lo has dicho repetidamente en
los últimos días por lo cual deduzco que para encontrar la verdadera viva es
indispensable que te «coma», tanto en la Eucaristía como en este momento de
oración.
Petición
Señor Jesús, que comprenda y valore tu Eucaristía.
Meditación
«Hay que “alegrarse plenamente en el Señor (cfr Is 61,10), porque su amor
misericordioso, que acompaña nuestra peregrinación sobre esta tierra, es la fuente
de nuestra gran esperanza. Y precisamente de esperanza está lleno el mensaje
comprometido y al mismo tiempo consolador que la Virgen dejó en Fátima. Es un
mensaje centrado en la oración, en la penitencia y en la conversión, que se
proyecta más allá de las amenazas, los peligros y los horrores de la historia, para
invitar al hombre a tener confianza en la acción de Dios, a cultivar la gran
Esperanza, a hacer experiencia de la gracia del Señor para enamorarse de Él,
fuente del amor y de la paz. (…)
Alabo al Señor porque María, apareciéndose a los tres Pastorcillos, abrió en el
mundo un espacio privilegiado para encontrar la misericordia divina que cura y
salva. En Fátima, la Virgen Santa invita a todos a considerar la tierra como el lugar
de nuestra peregrinación hacia la patria definitiva, que es el Cielo. En realidad todos
somos peregrinos, necesitamos de la Madre que nos guía”. (Benedicto XVI, 19 de
mayo de 2010).
Reflexión apostólica
«La formación espiritual pretende lograr en cada miembro del Regnum Christi una
vida espiritual sólida y profunda, cimentada en el conocimiento, el amor, la
imitación y el seguimiento de Cristo y sostenida por las virtudes teologales, la
frecuente recepción de los sacramentos, la oración, la devoción a la Santísima
Virgen, la adhesión a la Iglesia y el espíritu de sacrificio» (Manual del miembro del
Movimiento Regnum Christi , n. 387).
Propósito
Haré el hábito de encomendarme todos los días a la protección de la Virgen y de
rezar al menos tres avemarías antes de terminar mi día.
Diálogo con Cristo
Jesús, nadie mejor que tu Madre santísima supo acogerte con todo el amor que era
capaz y pudo corresponder a tu amor porque se dejo transformar, se hizo esclava
del Amor. Hoy pido su intercesión para poder vivir con plenitud este tiempo pascual
de forma que entusiasme a los demás mi alegría cristiana, que no depende de lo
que nos acontece o de los bienes que poseemos, sino que se funda en nuestra fe y
confianza de que tenemos el Pan que nos da verdadera «vida», ahora y en la
eternidad.
«La Santísima Virgen es el modelo más acabado de amor a Jesucristo, de
dedicación a su servicio, de colaboración con su obra redentora»
( Cristo al centro , n. 1501).