La Pascua es el regalo del amor de Dios. Disfrútala y comunícala.
Jueves 19 de Mayo de 2011
Santoral: Pedro Celestino
Hechos 13,13-25 Dios sacó de la descendencia de David un salvador: Jesús
Salmo responsorial: 88 Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.
Juan 13,16-20 El que recibe a mi enviado me recibe a mí
Cuando Jesús acabó de lavar los pies a sus discípulos, les dijo: "Os aseguro, el criado no
es más que su amo, ni el enviado es más que el que lo envía. Puesto que sabéis esto,
dichosos vosotros si lo ponéis en práctica. No lo digo por todos vosotros; yo sé bien a
quiénes he elegido, pero tiene que cumplirse la Escritura: "El que compartía mi pan me ha
traicionado." Os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis que yo
soy. Os lo aseguro: El que recibe a mi enviado me recibe a mí; y el que a mí me recibe,
recibe al que me ha enviado."
La Biblia que tiene 73 libros y está dividido en 2 partes, Antiguo Testamento
y Nuevo Testamento, marca hoy el cumplimiento de aquella promesa donde
Jesucristo al pie de la cruz hizo su alianza de amor para con la humanidad y esto lo
grita San Pablo. Bien podríamos decir, que el Señor sabía de nuestra debilidad por
eso se hizo alimento y ánimo de nuestras vidas. Sin olvidar que nos hace fuertes a
la hora decidir.
Desde este evangelio Jesús, el enviado, nos envía. Enviado por el Padre
Dios. Nos corresponde valorarlo, es decir, saber que está y viene a nosotros. Nada
de miedo, mucho menos de indiferencia. Es la hora de abrir los corazones para
recibirlo. También, vivirlo para testimoniarlo y darlo a conocer. Nunca esconderlo o
reservarlo como algo propio o de forma egoísta hacerlo de uso privado.
Dejemos que le Señor nos llame, nos indique el camino y salga a nuestro
paso para animarnos y acompañarnos.
La Iglesia es íntimamente santa y está llamada vivir y a manifestar esta
santidad en cada uno de sus miembros.
(Juan Pablo II)
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