Sexto Domingo de Pascua - Ciclo A
Catecismo de la Iglesia Católica
Los diez mandamientos
'Maestro, ¿qué he de hacer...?'
2052 'Maestro, ¿qué he de hacer yo de bueno para conseguir la vida
eterna?' Al joven que le hace esta pregunta, Jesús responde primero
invocando la necesidad de reconocer a Dios como 'el único Bueno',
como el Bien por excelencia y como la fuente de todo bien. Luego
Jesús le declara: 'Si quieres entrar en la vida, guarda los
mandamientos'. Y cita a su interlocutor los preceptos que se refieren
al amor del prójimo: 'No matarás, no cometerás adulterio, no robarás,
no levantarás testimonio falso, honra a tu padre y a tu madre'.
Finalmente, Jesús resume estos mandamientos de una manera
positiva: 'Amarás a tu prójimo como a ti mismo' (Mt 19, 16-19).
2053 A esta primera respuesta se añade una segunda: 'Si quieres ser
perfecto, vete, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un
tesoro en los cielos; luego ven, y sígueme' (Mt 19, 21). Esta res
puesta no anula la primera. El seguimiento de Jesucristo implica
cumplir los mandamientos. La Ley no es abolida (cf Mt 5, 17), sino
que el hombre es invitado a encontrarla en la Persona de su Maestro,
que es quien le da la plenitud perfecta. En los tres evangelios
sinópticos la llamada de Jesús, dirigida al joven rico, de seguirle en la
obediencia del discípulo, y en la observancia de los preceptos, es
relacionada con el llamamiento a la pobreza y a la castidad (cf Mt 19,
6-12. 21. 23-29). Los consejos evangélicos son inseparables de los
mandamientos.
2054 Jesús recogió los diez mandamientos, pero manifestó la fuerza
del Espíritu operante ya en su letra. Predicó la 'justicia que sobre pasa
la de los escribas y fariseos' (Mt 5, 20), así como la de los paganos (cf
Mt 5, 46-47). Desarrolló todas las exigencias de los mandamientos:
'habéis oído que se dijo a los antepasados: No matarás... Pues yo os
digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante
el tribunal' (Mt 5, 21-22).
2055 Cuando le hacen la pregunta: '¿cuál es el mandamiento mayor
de la Ley?' (Mt 22, 36), Jesús responde: 'Amarás al Señor tu Dios con
todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el
mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste:
Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos
penden toda la Ley y los Profetas' (Mt 22, 37-40; cf Dt 6, 5; Lv 19,
18). El Decálogo debe ser interpretado a la luz de este doble y único
mandamiento de la caridad, plenitud de la Ley:
En efecto, lo de: No adulterarás, no matarás, no robarás, no
codiciarás y todos los demás preceptos, se resumen en esta fórmula:
Amarás a tu prójimo como a ti mismo. La caridad no hace mal al
prójimo. La caridad es, por tanto, la ley en su plenitud (Rm 13, 9-10).