EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Sábado de la V Semana de Pascua
Libro de los Hechos de los Apóstoles 16,1-10.
Pablo llegó luego a Derbe y más tarde a Listra, donde había un discípulo llamado
Timoteo, hijo de una judía convertida a la fe y de padre pagano.
Timoteo gozaba de buena fama entre los hermanos de Listra y de Iconio.
Pablo quería llevarlo consigo, y por eso lo hizo circuncidar en consideración a los
judíos que había allí, ya que todo el mundo sabía que su padre era pagano.
Por las ciudades donde pasaban, transmitían las decisiones tomadas en Jerusalén
por los Apóstoles y los presbíteros, recomendando que las observaran.
Así, las Iglesias se consolidaban en la fe, y su número crecía día tras día.
Como el Espíritu Santo les había impedido anunciar la Palabra en la provincia de
Asia, atravesaron Frigia y la región de Galacia.
Cuando llegaron a los límites de Misia, trataron de entrar en Bitinia, pero el Espíritu
de Jesús no se lo permitió.
Pasaron entonces por Misia y descendieron a Tróade.
Durante la noche, Pablo tuvo una visión. Vio a un macedonio de pie, que le rogaba:
"Ven hasta Macedonia y ayúdanos".
Apenas tuvo esa visión, tratamos de partir para Macedonia, convencidos de que
Dios nos llamaba para que la evangelizáramos.
Evangelio según San Juan 15,18-21.
Si el mundo los odia, sepan que antes me ha odiado a mí.
Si ustedes fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya. Pero como no
son del mundo, sino que yo los elegí y los saqué de él, el mundo los odia.
Acuérdense de lo que les dije: el servidor no es más grande que su señor. Si me
persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes; si fueron fieles a mi palabra,
también serán fieles a la de ustedes.
Pero los tratarán así a causa de mi Nombre, porque no conocen al que me envió.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Cipriano (v. 200-258), obispo y mártir
«El discípulo no es más que su maestro»
La voluntad de Dios es lo que Cristo hizo y enseñó: la humildad en la
conducta, la firmeza en la fe, la moderación en las palabras, la justicia en las
acciones, la misericordia en las obras, la rectitud en las maneras; ser incapaz de
hacer mal, pero poderlo tolerar cuando se es la víctima, conservar la paz con los
hermanos, amar al Señor con todo el corazón, amar en él al Padre y temer a Dios,
no preferir nada a Cristo, porque él mismo nos prefiere a nosotros; unirse
inquebrantablemente a su amor ; abrazarse a su cruz con fuerza y confianza;
cuando hay que luchar por su nombre y su honor, mostrar la constancia en nuestra
confesión de la fe; mostrar, en la tortura, la confianza que sostiene nuestro
combate, y en la muerte, la perseverancia que nos obtiene la corona. Es decir,
querer ser coheredero con Cristo. Es decir, obedecer el mandamiento de Dios. Es
decir, hacer la voluntad del Padre.
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