“El servidor no es más grande que su Señor”
Jn 15, 18-21
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
Lectio Divina
QUE NO TE ABATA EL DESALIENTO: ESO ES SEÑAL DE QUE ERES FIEL A CRISTO
PERSEGUIDO Y A SU PALABRA DE CRUZ.
Si pretendes vivir según tus convicciones de fe, no debe sorprenderte encontrar a tu alrededor
la indiferencia o la hostilidad. No debe deprimirte que los medios de comunicación social se
rían a menudo de manera sutil del estilo de vida cristiano, o que cuando expreses tus
convicciones te vean como un anticuado, o que la gente te considere como alguien que
pertenece a una era pasada, a una época de la que ya nos hemos despedido. Que no te abata
el desaliento: eso es señal de que eres fiel a Cristo perseguido y a su Palabra de cruz. No
debes entrar en crisis porque muchos no piensen en esa cruz como los seguidores de Jesús.
Una de las características de la fe es su perenne carácter inactual. Esa característica hemos de
buscarla en su dimensión oblativa, que consiste en la llamada a la cruz, al sacrificio, al saber
amar, a la justicia pagada con la propia piel. No debes, por tanto, «aguar» tu testimonio, ni
bajar el grado de las exigencias de la Palabra , ni envolver con el silencio lo que es más
comprometedor e impopular. Hay silencios que parecen excesivamente prudentes, que son
expresión de temor ante los contragolpes de la opinión pública, que expresan preocupación por
la hostilidad de quienes pueden hacernos daño.
ORACION
Ayúdame, Señor, a vivir como tú quieres en medio de las dificultades originadas por la
hostilidad del mundo. Ayúdame a no tener miedo de ser tu testigo, pero ayúdame también a no
ser un juez severo con los que me ponen obstáculos en mi camino. Ayúdame, antes que nada,
a comprender mis culpas, los motivos que puedo haber dado yo mismo, mis incumplimientos.
La hostilidad puede venir también de mi comportamiento inadecuado. Y eso es algo que debo
tener en cuenta.
Ayúdame a enfrentarme con valor a las reacciones que proceden del hecho de decir lo que tú
dirías, de hacer las cosas que tú harías. Ayúdame a no tener nunca miedo a hacer un serio
examen de conciencia, a no diluir tu mensaje y el testimonio que debo a tu santo nombre.