En tu nombre Señor…
Viernes 21 de Enero de 2011
Viernes 2ª semana de tiempo ordinario
Santoral: Inés
Hebreos 8,6-13 Es mediador de una alianza mejor
Salmo responsorial: 84 La misericordia y la fidelidad se encuentran.
Marcos 3,13-19 Fue llamando a los que él quiso y los hizo sus compañeros
“En aquel tiempo, Jesús, mientras subía a la montaña, fue llamando a los que él quiso, y se
fueron con él. A doce los hizo sus compañeros, para enviarlos a predicar, con poder para
expulsar demonios. Así constituyó el grupo de los Doce: Simón, a quien dio el sobrenombre
de Pedro, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, a quienes dio el sobrenombre de
Boanerges -Los Truenos-, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo,
Tadeo, Simón el Celotes y Judas Iscariote, que lo entregó”
Dios tiene una amorosa iniciativa. Llamo a los que Él quiso. Fue llamando a algunos
para que experimentaran de una manera más profunda su amor y se conviertan en testigos,
anunciadores de la nueva alianza entre los hermanos.
Como primera exigencia se pide la libertad ante la invitación y la respuesta. Dios
llama porque ama. Elige “para que lo acompañaran” Elegidos, llamados, convocados
también para que anuncien a todos la Buena Nueva del amor del Padre. Pero también les
concede el poder de vencer al mal y, por consiguiente, todo miedo, expulsando a los
demonios.
Escoge a 12 número entrañable en Israel para hacerlos el nuevo pueblo que
testificará ante todos de todo lo que dice y hace Jesús. El primero es Simón, que recibe el
nombre de Pedro-Roca, imagen de la fidelidad de Dios a su alianza (v. 16). Le siguen
Santiago y Juan, a quienes dio Jesús, tal vez a causa de su carácter, el sobrenombre de e
hijos del trueno, y después todos los otros hasta llegar a Judas Iscariote, el traidor: también
él fue elegido por ser amado. Son gente normal a los cuales les confiere dar testimonio de
su amor a los hombres.
Jesús hace una selección no una secta. Mucho menos un grupo cerrado. Una
selección para asociarlos estrechamente a su misma misión y destino, para preparar a los
futuros guías de las comunidades cristianas. Ninguno de los elegidos fue un superhombre,
tampoco fueron personas influyentes en la estructura social, ni sabios maestros, ilustrados
intelectuales o gente de la aristocracia. Gente común y corriente.
Mirémonos y veamos que también somos llamados, elegidos. Portadores de un
mensaje de vida y acción. Nada de escondernos o hacernos los indiferentes. Entonces,
llamados para que estemos con Jesús, especialmente, con Jesús Eucaristía. Y para que
sirviésemos en la búsqueda de los más lejanos.
Hagamos todo para gloria de Dios. Todo de Dios todo para con Dios. Pues somos
llamados, enviados y con autoridad venceremos el mal a fuerza de bien. Dios necesita de la
humanidad para continuar su obra de amor.
“En realidad, todas las cosas, todos los acontecimientos, para quien
sabe leerlos con profundidad, encierran un mensaje que, en definitiva,
remite a Dios”
(Juan Pablo II)
Padre Marcelo