JUAN PABLO II
ÁNGELUS
12 de diciembre de 1999
Amadísimos hermanos y hermanas:
1. Hoy, la liturgia nos invita a la alegría , porque "el Señor está cerca" ( Flp 4, 5).
Ya se acerca la Navidad, y también el gran jubileo, que prolongará durante todo
el año la fiesta por el misterio de la Encarnación, a dos mil años de la venida del
Hijo de Dios en la humildad de nuestra naturaleza humana.
Cristo mismo, con las palabras proféticas de Isaías, explica las razones de esta
alegría: "El Espíritu del Señor -proclama- está sobre mí, porque me ha ungido.
Me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres" ( Lc 4, 18; cf. Is 61, 1).
En vísperas del nuevo milenio, la Iglesia hace suyo este mensaje de esperanza y
proclama "el año de gracia del Señor" ( Is 61, 2), invitando a todos a tomar con
abundancia de la fuente misma de la gracia, Jesucristo, Hombre-Dios, redentor
del hombre y centro de la historia.
2. Una de las expresiones populares de la espera gozosa de la Navidad es la
preparación del belén en las familias. Durante estos días, en los hogares
cristianos se elige un lugar adecuado para poner las figuritas, dejando espacio,
entre María y José, para el Niño Jesús. Al pensar en todas las familias cristianas
que preparan sus belenes, os bendigo de buen grado a vosotros, queridos niños
y niñas de Roma que, coordinados por el Centro de oratorios romanos, habéis
venido en gran número con las estatuillas del Niño Jesús. Ojalá que la Navidad
ya inminente, inicio del gran jubileo, os impulse a vosotros y a los creyentes de
todo el mundo a preparar una digna morada para acoger a Cristo.
Precisamente para que en todos los barrios haya lugares de culto más
acogedores, se celebra hoy, en la diócesis de Roma, la Jornada de oración y
colecta de donativos para la construcción de las nuevas iglesias en la periferia de
la ciudad. A la vez que agradezco a cuantos, durante estos años, han colaborado
en esa iniciativa, deseo que en las zonas donde aún no existen se construyan
pronto iglesias con las estructuras parroquiales anexas, como auténtico punto de
referencia para la vida espiritual y comunitaria de numerosas personas y
familias.
3. En este camino hacia la Noche santa nos acompaña María, que conserva el
secreto de la alegría . Su corazón inmaculado rebosa de gozosa espera por la
venida de Dios y por el cumplimiento de sus promesas.
En el belén, la imagen de la Virgen atrae de modo especial nuestra atención. En
ella vemos a las madres que se preparan para dar a luz un hijo. En ella
reconocemos a todas las mujeres que abrazan con amor y cariño el gran
misterio de la vida. Que la Madre del Señor nos ayude a llegar a la cita de la
Navidad, preparando nuestro corazón para acoger a Jesús.