Sábado 22 de Enero de 2011
Sábado 2ª semana de tiempo ordinario 2011
Hebreos 9,2-3.11-14
Hermanos: De hecho se construyó un tabernáculo, el primero, donde estaban
el candelabro, la mesa y los panes presentados -éste se llama "el santo"-, y detrás
de la segunda cortina el tabernáculo llamado "el santísimo".
Pero Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Su
tabernáculo es más grande y más perfecto: no hecho por manos de hombre, es
decir, no de este mundo creado. No usa sangre de machos cabríos ni de becerros,
sino la suya propia; y así ha entrado en el santuario una vez para siempre,
consiguiendo la liberación eterna. Si la sangre de machos cabríos y de toros y el
rociar con las cenizas de una becerra tienen el poder de consagrar a los profanos,
devolviéndoles la pureza externa, cuánto más la sangre de Cristo, que, en virtud
del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar
nuestra conciencia de las obras muertas, llevándonos al culto del Dios vivo.
Salmo responsorial: 46
R/Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.
Pueblos todos, batid palmas, / aclamad a Dios con gritos de júbilo; / porque
el Señor es sublime y terrible, / emperador de toda la tierra. R.
Dios asciende entre aclamaciones; / el Señor, al son de trompetas: / tocad
para Dios, tocad, / tocad para nuestro Rey, tocad. R.
Porque Dios es el rey del mundo: / tocad con maestría. / Dios reina sobre las
naciones, / Dios se sienta en su trono sagrado. R.
Marcos 3,20-21
En aquel tiempo, Jesús fue a casa con sus discípulos y se juntó de nuevo
tanta gente que no los dejaban ni comer. Al enterarse su familia, vinieron a
llevárselo, porque decían que no estaba en sus cabales.
COMENTARIOS
Jesús regresa de la montaña a la casa, de la cercanía con Dios al encuentro
con la humanidad. Es en el hogar, en la intimidad de la persona y de la comunidad,
donde Jesús se hace presente, en donde Él actúa y hace efectiva su misión como
Hijo de Dios. La casa es el lugar de reunión, donde Jesús instruye a los suyos,
donde se enseña, se predica y se vive el evangelio. La casa se convierte en un
lugar de referencia para la comunidad de creyentes, pues de allí surge una nueva
manera de relacionarse, una nueva manera de ser hombre y mujer, una nueva
manera de concebir el mundo y a Dios. En esta “casa” el trabajo no da tiempo para
comer, hay muchas personas buscando a Jesús, buscando un cambio de vida. Jesús
y sus discípulos realizan, por medio del servicio y la solidaridad, un trabajo que no
es propiamente de locos; es un trabajo sensato en beneficio del Reino. Las
comunidades cristianas deben ser para la sociedad lugares en los que se teje un
mundo nuevo, fundado en el servicio y el amor y no en el poder y la injusticia.
(Extracto de SERVICIOS KOINONÍA)
Padre Juan Alarcón, s.j.