SEXTA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo A
MARTES
a.- Gn. 6,5-8; 7,1-5.10: Borraré al hombre de la tierra al hombre que he
creado.
b.- Mc. 8, 14-21: Tened cuidado con la levadura de los fariseos y con la de
Herodes.
El evangelio parece un diálogo de sordos y termina siendo un monólogo de Jesús.
Mientras el Maestro les habla que se cuiden de la levadura de los fariseos y de
Herodes, los apóstoles están preocupados del pan; habían olvidado traer pan.
Llevaban uno sólo en la barca. Jesús ha dado de comer a tantos, es el que alimenta
a la muchedumbre, es Aquel en quien se encuentra la salvación. No se está lejos de
una interpretación de concebir a Jesús como pan y salvación para el creyente. Será
Juan el apóstol quien desarrolle esta perspectiva en su evangelio. Van de viaje y no
llevan alimentos: el pan que llevan es Jesús. En dos oportunidades ha multiplicado
el pan (Mc. 6, 30-44; 8, 1-10), más tarde Jesús se los recordará. Precisamente
relacionado con el pan, ÉL les habla de la levadura; el pan alude a su doctrina. Un
hecho curioso es que luego de ambas multiplicaciones de los panes, Jesús manda
retirarse a los discípulos (cfr. Mc. 6, 45; 8,10), inmediatamente para evitar toda
mala interpretación de tipo nacionalista judía. Ahora les advierte de la peligrosa
doctrina de los fariseos y del rey Herodes. Resulta llamativo que sean presentados
juntos; es porque ambos rechazan a Jesús, mientras los fariseos quieren signos de
otra naturaleza, Herodes, por posibles complicaciones políticas, no quiere tenerlo
cerca de Jerusalén, distintas motivaciones pero un solo actitud de rechazo a Jesús y
su misión. Pasa a recordarles las dos multiplicaciones de los panes, el número de
panes, de los destinatarios y cuantos canastos se recogieron de sobras. ¿Qué
sentido encierra esto? Hubo dos multiplicaciones, como ahora hay dos
comunidades, la judía y la gentil, pero quiere insistirles que el Evangelio se
encamina hacia éstos últimos. Israel deberá da una respuesta mayor a la oferta de
Dios, que responda a su historia y a la esperanza del AT. Recordemos que Jesús
parte el pan para los hombres y mujeres que le escuchan y siguen, no sólo los
multiplica, lo que evoca una cena o eucaristía en ambas multiplicaciones (cfr. Jn. Jr.
5, 21; Ez. 12, 2). En el trasfondo puede que exista un reproche a los discípulos ya
que a la misión los mandó sólo con un bastón, ni siquiera que llevarán pan (cfr. Mc.
6, 8); ahora se les ha olvidado, no así en el milagro de la multiplicación ya que si
llevaron cinco en uno y siete en el otro. Desde ahora Jesús es el único pan que
alimenta a toda su comunidad eclesial en la Eucaristía.
Teresa de Jesús vivió los tiempos en que se discutía sobre la presencia eucarística,
comentando el Padre Nuestro enseña a sus lectores que pidamos al Padre este Pan
que sacia toda necesidad: “Pedid vosotras, hijas, con este Señor al Padre que os
deje a vuestro Esposo, que no os veáis en este mundo sin EL; que baste para
templar tan gran contento que quede tan disfrazado en estos accidentes de pan y
de vino” (CV 34,3)
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD