SEXTA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo A
MIERCOLES
a.- Gn. 8, 6-13.20-22: Miró Noé y vio la superficie seca.
b.- Mc. 8, 22-26: El ciego quedó curado, y veía con toda claridad.
Este milagro está a propósito de la ceguera de los apóstoles respecto a Jesús y
también de los fariseos que piden signos extraordinarios (cfr. Mc. 8, 18). Como con
el sordomudo de la Decápolis, Jesús usa gestos que perecen mágicos, pero no lo
son, usa un lenguaje táctico, lo único comprensible para un ciego. La intención de
Jesús es que lo que va a suceder con él sea comprensible y que está consciente de
lo que le pasa. Al comienzo el ciego ve poco y confusamente, ya que confunde a
los hombres con árboles que caminan, más tarde ya comienza a ver bien. Dos
veces Jesús le impone las manos hasta que se realiza el prodigio. Finalmente, le
manda no ir a su aldea para evitar malentendidos nacionalistas con aclamaciones
respecto a sus curaciones o mesianismo sino a otro lugar. Jesús, sanaba porque era
Hijo de Dios; de ÉL salía una fuerza sobrenatural. Hacía los milagros donde había
fe, o encontraba fe en quien le pedía una sanación. En Nazaret, no hubo milagros
porque no había fe en sus parientes. Los milagros de Jesús se dan en un clima de fe
y de real necesidad, pero sobre todo son testimonios de la venida del Mesías. De
ahí que Jesús rechaza todo triunfalismo. Se trata de creer en los milagros, pero no
por los milagros; el milagro supone la fe en la bondad de Dios. Como a este ciego,
Jesús nos tendrá que imponer las manos las que sea necesarias, para que
aprendamos a ver con toda claridad; quizá todavía vemos borrosamente, como los
Doce, que si bien se han encontrado con Cristo, ven la realidad, las cosas, pero no
captan su sentido y significado más profundo. La fe ilustradísima es la que hace el
milagro de ver la realidad que nos circunda con el mirar de Cristo Jesús, luz del
mundo, pero necesitamos que sea de nuestro corazón, mente y voluntad.
Teresa de Jesús considera que es la Humanidad de Cristo la puerta hacia la vida
verdadera la eterna, pero también para conocer a Dios como quiere ser conocido,
humanado y cercano a todo hombre que tiene fe. “Y veo yo claro, y he visto
después, que para contentar a Dios y que nos haga grandes mercedes, quiere sea
por manos de esta Humanidad Sacratísima, en quien dijo su Majestad se deleita”
(Mt. 3, 17)…He visto claro que por esta puerta hemos de entrar si queremos nos
muestre la soberana Majestad grandes secretos” (V 22,6).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD