JUAN PABLO II
REGINA CAELI
Domingo de Pentecostés, 11 de junio de 2000
Amadísimos hermanos y hermanas:
1. Este domingo celebramos la solemnidad de Pentecostés . En la santa misa,
que tuve la dicha de presidir ayer por la tarde, la plaza de San Pedro se
transformó en un "cenáculo" en el corazón de Roma: un cenáculo vinculado
espiritualmente al de Jerusalén, donde, hace casi dos mil años, se produjo la
primera efusión prodigiosa del Espíritu Santo sobre los Apóstoles y María
santísima.
Aquel día nació la Iglesia , una, santa, católica y apostólica. Una , porque gracias
al Espíritu la Iglesia es misterio de comunión, icono de la santísima Trinidad en
la tierra; santa , porque el Espíritu conserva en sus miembros la santidad de
Cristo cabeza; católica , porque el Espíritu la impulsa a anunciar a todos los
pueblos el único Evangelio de salvación; y apostólica , porque, a través del
ministerio de los Apóstoles y de sus sucesores, el Espíritu la guía por los caminos
de la historia.
2. A la luz de esta fiesta, asume un significado singular esta Jornada jubilar,
dedicada a la reflexión sobre los deberes de los católicos hacia los demás
hombres: anuncio de Cristo, testimonio y diálogo. Esta jornada, organizada por
el Consejo pontificio para el diálogo interreligioso, invita a todo bautizado y a
toda comunidad eclesial a meditar sobre cómo comprometerse cada vez más a
anunciar y testimoniar a Cristo a todos, aunque respetando las diversas
religiones a las que pertenecen. Es de suma importancia colaborar con todos los
hombres y mujeres de buena voluntad para construir un mundo más justo y
fraterno.
Sólo en Cristo es posible realizar este proyecto de auténtica renovación espiritual
y social. Precisamente por eso, también en el ámbito del jubileo, el próximo
domingo tendrá lugar en Roma el Congreso eucarístico internacional , que prevé,
entre otras actividades, la tradicional procesión del Corpus Christi , el jueves 22,
y la solemne celebración conclusiva, llamada " Statio orbis ", la tarde del domingo
25. Jesús, que hace dos mil años nació en Belén de la Virgen María por obra del
Espíritu Santo, permanece en medio de nosotros en el sacramento de la
Eucaristía, pan vivo bajado del cielo, pan del camino y de la esperanza.
3. En estos días comenzará en Pyong Yang, en la República democrática popular
de Corea, un encuentro de significado histórico entre los líderes de Corea del
norte y del sur. Me uno a todas las personas de buena voluntad para felicitar a
los responsables de esos dos países por esta iniciativa, con la esperanza de que
el diálogo y los intercambios contribuyan a la reconciliación de las dos
poblaciones, a la reunión de las familias separadas ya desde hace medio siglo y
a la renovada estabilidad y prosperidad de toda la península coreana. Sólo
mediante un generoso compromiso en favor del bien común será posible superar
las dificultades y lograr un resultado positivo, que sería motivo de alegre
esperanza para la humanidad.