Comentario al evangelio del Martes 01 de Febrero del 2011
Queridos amigos y amigas:
El relato evangélico de hoy entrelaza dos historias de recuperación. Las afectadas son mujeres: La hija
de Jairo y la mujer hemorroisa. Sus vidas corrían serio peligro. Ambas situaciones les son presentadas
a Jesús de forma distinta. Adivinamos en ellas dos procedimientos de habérselas con Él que nos
resultan aleccionadoras:
El recurso de la mediación. Es el primer procedimiento que presenta neustro evangelio para
entrar en contacto con Jesús. Se trata de la intermediación, la solidaridad, la actuación vicaria. El
jefe de la sinagoga se convierte en portavoz de su hija y pide para ella la sanación, como si la
estuviera pidiendo para sí mismo. Ser portavoces de otra persona implica percibir su dolor,
dejarse afectar por la compasión y… movilizarse. Se trata de un conjunto de reacciones
profundamente espirituales que operan en primer lugar en quien las experimenta. Antes de que su
hija estuviese sanada, el corazón del jefe de la sinagoga había sido curado de su autosuficiencia,
de su parálisis, del orgullo propio de su rango religioso,…
El recurso de la audacia . La estrategia de la mujer enferma fue la de buscarle por las buenas o
por las malas, hasta alcanzar su objetivo. La mujer hemorroisa no fue descalificada en absoluto.
Jesús terminó alabándola por su audacia y su tenacidad a la hora de buscarle… El inicio de su
sanación comenzó también para ella desde el momento mismo en que tomó la decisión de seguirle
a escondidas hasta llegar, en un descuido, a tocar el manto. Fe, esperanza y tesón se mezclaron en
el corazón de esta mujer sin nombre que, desde aquella hora, quedó inmortalizada para siempre.
En ambos casos la actitud que destila el Maestro es de deferencia y de solicitud por hacer el bien a las
dos mujeres. No se detiene en hurgar en las motivaciones de los solicitantes, ni les preocupa los modos
ni la hora de la petición, ni les exige un camino de seguimiento que de alguna manera sirva de paga o
compensación por la sanación regalada o por las molestias ocasionadas. Jesús es gratuito. Hace el bien
y cura porque lo suyo es curar y sanar. Los tres discípulos testigos, a quienes les fue permitido
acompañarle, darán fe de la limpieza de Jesús.
Vuestro amigo y hermano,
Juan Carlos cmf
Juan Carlos Martos cmf