VIAJE APOSTÓLICO
DE SU SANTIDAD JUAN PABLO II
A BOSNIA Y HERZEGOVINA
SANTA MISA DE BEATIFICACIÓN DEL SIERVO DE DIOS IVÁN MERZ
HOMILÍA DE JUAN PABLO II
Banja Luka
Domingo 22 de junio de 2003
1. "Vosotros sois la luz del mundo". Esta afirmación, amadísimos hermanos y
hermanas, nos la repite hoy Jesús a nosotros, en nuestra asamblea litúrgica. No
es una simple exhortación moral. Es una constatación , que expresa una exigencia
imperiosa, pues deriva del bautismo recibido.
En efecto, en virtud de este sacramento, el ser humano se injerta en el Cuerpo
místico de Cristo (cf. Rm 6, 3-5). El apóstol san Pablo afirma: "Todos los
bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo" ( Ga 3, 27). Por tanto, con
razón san Agustín exclamaba: "Alegrémonos y demos gracias: no sólo nos
hemos convertido en cristianos, sino también en Cristo. (...) Asombraos y
regocijaos: nos hemos convertido en Cristo" ( In Ioannis Evangelium
tractatus 21, 8: CCL 36, 216).
Cristo es "la luz verdadera que ilumina a todo hombre" ( Jn 1, 9). Por eso, el
cristiano está llamado a ser, a su vez, reflejo de esta luz , siguiendo e imitando a
Jesús. Por tanto, ha de escuchar y meditar su palabra, participar de modo
consciente y activo en la vida litúrgica y sacramental de la Iglesia, y practicar el
mandamiento del amor, sirviendo a los hermanos, especialmente a los humildes,
a los pobres y a los que sufren.
2. Saludo con afecto al obispo de Banja Luka y presidente de la Conferencia
episcopal, monseñor Franjo Komarica, y le agradezco las cordiales palabras que
me ha dirigido al inicio de esta celebración eucarística. Mi deferente saludo va,
asimismo, a los demás obispos de Bosnia y Herzegovina, en particular al señor
cardenal Vinko Puljic, arzobispo de Vrhbosna y originario de esta diócesis, y a los
demás cardenales y obispos que nos acompañan. Un saludo en el Señor a todos
los peregrinos que han venido aquí de las diversas partes del país y de las
naciones vecinas.
Envío un saludo fraterno a Su Beatitud el Patriarca Pavle y a los miembros del
Santo Sínodo de la Iglesia ortodoxa serbia. El nuevo vigor que, en tiempos
recientes, ha cobrado nuestro camino hacia la comprensión muta, el respeto
recíproco y la solidaridad fraterna son motivo de alegría y esperanza para esta
región.
Mi saludo va también a los fieles de las demás comunidades eclesiales de Bosnia
y Herzegovina, así como a los fieles de la comunidad judía y de la comunidad
islámica.
Saludo a los señores miembros de la Presidencia de Bosnia y Herzegovina y a
todas las demás autoridades civiles y militares. Aprecio mucho vuestra presencia
y os agradezco cuanto habéis hecho con vistas a la organización de mi visita a
vuestra tierra.
Por último, a vosotros, amados hijos de esta Iglesia peregrina en Bosnia y
Herzegovina, os abro mis brazos para acogeros y deciros que ocupáis un lugar
importante en el corazón del Papa, el cual presenta constantemente en la
oración ante el Señor el sufrimiento que aún hace pesado vuestro camino, y
comparte vuestra esperanza de que vengan días mejores.
Desde esta ciudad, marcada a lo largo de la historia por tantos sufrimientos y
tanta sangre, suplico al Señor omnipotente que tenga misericordia de las culpas
cometidas contra el hombre, contra su dignidad y libertad, también por hijos de
la Iglesia católica, e infunda en todos el deseo del perdón recíproco. Solamente
en un clima de verdadera reconciliación, el recuerdo de tantas víctimas inocentes
y de su sacrificio no será vano y nos impulsará a construir relaciones nuevas de
fraternidad y comprensión.
3. Amadísimos hermanos y hermanas, el justo , inundado por la luz divina, se
convierte a su vez en una antorcha que alumbra y da calor . Es lo que nos enseña
hoy la figura del nuevo beato Iván Merz .
Joven brillante, supo multiplicar los ricos talentos naturales de que estaba
dotado y obtuvo numerosos éxitos humanos : se puede hablar de su vida como
de una vida realizada plenamente. Pero no es esta la razón por la que hoy es
inscrito en el catálogo de los beatos. Lo que lo introduce en el coro de los beatos
es su éxito ante Dios. En efecto, la gran aspiración de toda su vida consistió en
"no olvidar jamás a Dios y desear siempre unirse a él". En todas sus actividades
puso de manifiesto "la sublimidad del conocimiento de Jesucristo", y se dejó
"conquistar" por él (cf. Flp 3, 8. 12).
4. En la escuela de la liturgia, fuente y cumbre de la vida de la Iglesia
(cf. Sacrosanctum Concilium , 10), Iván Merz creció hasta la plenitud de la
madurez cristiana , y se convirtió en uno de los promotores de la renovación
litúrgica en su patria.
Participando en la misa y alimentándose del Cuerpo de Cristo y de la palabra de
Dios, recibió la fuerza para ser apóstol de los jóvenes. No por casualidad eligió
como lema: "Sacrificio, Eucaristía y apostolado". Consciente de la vocación
recibida en el bautismo, hizo de su existencia una carrera hacia la santidad , "alto
grado" de la vida cristiana (cf. Novo millennio ineunte , 31). Por eso, como afirma
la primera lectura, "no desaparecerá su recuerdo, su nombre vivirá de
generación en generación" ( Si 39, 9).
5. El nombre de Iván Merz ha significado un programa de vida y de acción para
toda una generación de jóvenes católicos . Debe seguir siéndolo también hoy.
Vuestra patria y vuestra Iglesia, amadísimos jóvenes, han vivido momentos
difíciles, y ahora es necesario trabajar para que la vida se reanude plenamente
en todos los niveles . Por tanto, me dirijo a cada uno de vosotros, invitándoos a
ser valientes, a no ceder a la tentación del desaliento, sino a multiplicar las
iniciativas, para que Bosnia y Herzegovina vuelva a ser tierra de reconciliación,
de encuentro y de paz.
El futuro de estas comarcas depende también de vosotros . No busquéis en otros
lugares una vida más cómoda; no huyáis de vuestras responsabilidades,
esperando que otros resuelvan los problemas; al contrario, venced
decididamente al mal con la fuerza del bien.
Como el beato Iván, buscad el encuentro personal con Cristo , que ilumina la vida
con una luz nueva. Que el Evangelio sea el gran criterio que guíe vuestras
orientaciones y vuestras opciones. Así os convertiréis en misioneros con gestos y
palabras y seréis signos del amor de Dios, testigos creíbles de la presencia
misericordiosa de Cristo. No lo olvidéis: "No se enciende una lámpara para
ponerla debajo del celemín" ( Mt 5, 15).
6. Queridos hermanos y hermanas que participáis con tanto fervor en esta
celebración: la paz de Dios Padre, que supera todo sentimiento, conserve
vuestro corazón y vuestro espíritu en el conocimiento y en el amor de Dios y de
su Hijo, nuestro Señor Jesucristo.
Esta es la oración y este es el deseo que, por intercesión del beato Iván Merz, el
Papa eleva hoy por vosotros y por todos los pueblos de Bosnia y Herzegovina.