VI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Pautas para la homilía
"No he venida a abolir la Ley y los profetas, sino a darle plenitud"
El “sermn de la montaa” es ese discurso que Mateo pone en boca de Jesús para
comunicarnos de una vez todo su proyecto de vida y el de sus seguidores. El
Evangelio de hoy nos quiere enseñar que dicho programa viene a ser como el
culmen de la “sabiduría” de la que nos hablan la primera y segunda lectura de este
domingo. El Antiguo Testamento pedía de parte de Yahvé unos “mínimos” para la
convivencia expresados en el “decálogo”. El Nuevo Testamento nos presenta unos
valores para hacer otro mundo posible expresado en las ocho “bienaventuranzas” o
“felicidades” y luego un amplio comentario de éstas, entre el que se encuentra el
largo evangelio de hoy. Podríamos llamar a esos valores “máximos”, por decir algo,
pues no tienen medida. Valores que nadie nos tiene que imponer desde fuera con
leyes sino que brotan del Espíritu de Dios que habita en nuestros corazones y nos
ayuda a dar sentido a nuestra vida.
Valdría la pena detenerse en este punto de diferenciar la moral infantil del
“cumplimiento de leyes” de la “moral de la persecucin de valores” que dan
felicidad como los encerrados en las bienaventuranzas. Nos hemos “vaciado” de
leyes pero no las hemos sustituido por valores que den sentido a nuestra vida. Y así
nos apuntamos a las miles de ofertas de felicidades efímeras que nos ofrece la
sociedad consumista y olvidamos otra felicidad más auténtica y capaz de
saciarnos. Este punto va muy en consonancia con la primera lectura de hoy que nos
habla de que “sabiduría” es saber elegir “vida” y no “muerte”, ” felicidad” y no
“vacío existencial”.
Después de dejar sentado este principio de “plenitud” en Jesús de la Ley y los
Profetas, el evangelio del domingo desciende a situaciones concretas de la vida de
cada día. Así, desde esta luz interior uno no va a matar. Su amor interno le llevará
a dar vida en todo momento y no a quitarla. Su amor interno le llevará al diálogo y
a la reconciliación. Su amor interno le llevara a la cordialidad y a la simpatía. Su
amor interno le llevará a una no- violencia-activa capaz de hacer acciones de crítica
constructiva que respeten la dignidad de las personas. Su amor interno le llevará a
no orar a Dios sin haberle encontrado antes en el amor al hermano. Su amor
interno le llevará a la solidaridad y a luchar por la implantación de los Derechos
Humanos.
A continuación el evangelio abordará las relaciones de género desde la óptica del
varón. Tanto de pensamiento, como de palabra y obra, las relaciones de género
estarán traspasadas por la igualdad de derechos y por el amor que da vida y es
respetuoso con la persona. Jesús ha sido un pionero en su sociedad en el trato con
la mujer y desea que sus discípulos sigan sus pasos. Con el sermón de la montaña
la sociedad machista, la violencia contra la mujer y la desigualdad de género
quedan abolidas. ¡Qué importante es este evangelio para mejorar las relaciones
dentro de la Iglesia y de la sociedad!
Finalmente se aborda en el evangelio de este domingo la cuestión de la
autenticidad, sinceridad, coherencia y verdad de la propia vida. Una nueva sociedad
no puede construirse sin superar la corrupción, el lucro, el ansia de tener y de
poder. Unas relaciones transparentes, igualitarias, honradas y sin mentira son el
caldo de cultivo de un mundo nuevo y feliz, del imperio de Dios. Dios está actuando
a través de su Espíritu en el corazón de las personas; solo tenemos que abrirnos y
dejarnos llenar de su sabiduría como Jesús.
Gandhi, cuya memoria acabamos de celebrar, decía: “A medida que aumentaba mi
contacto con los verdaderos cristianos, es decir con los hombres que vivían para
Dios, vi que este sermón (de la montaña) era todo el cristianismo, para aquel que
quiere vivir una vida cristiana. El Sermón de la Montaña es lo que me ha hecho
amar a Jesús”. Y también nos hacía caer en la cuenta Gandhi de lo mucho que
queda por hacer para que se cumpla: “Leyendo toda la historia de la humanidad
bajo esta verdad, me parece que el cristianismo está aún por realizarse”.¿Seremos
capaces de conseguirlo?
Fr. Manuel Sordo O.P.
Casa del Stmo. Cristo de la Victoria (Vigo)
(con permiso de dominicos.org)