“Lo que sale del hombre es lo que lo hace impuro”
Mc 7:14-23
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. LO QUE SALE DEL HOMBRE, ESO ES LO QUE MANCHA AL
HOMBRE
Después de la exposición anterior, Cristo llama a la muchedumbre y les expone una
pequea parábola “Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda mancharle; lo
que sale del hombre, eso es lo que mancha al hombre”. La apatía del pueblo no pidi
más explicaciones de la misma. Pero, ya en casa, los “discípulos,” acaso a iniciativa de
Pedro (Mt), le piden una explicación de la misma.
Y la explicación se la hace detalladamente, no sin antes dirigirles una amonestación de
afecto y enseanza: “¿Tan faltos estáis vosotros de sentido?”. En realidad, el sentido
fundamental de lo que había expresado en esa pequeña parábola era claro. Pero esto
hace ver la necesidad de educación que tenían los apóstoles.
2. UN VALOR EXCEPCIONAL A CIERTAS PURIFICACIONES DE
COSAS
Los rabinos daban un valor excepcional a ciertas purificaciones de cosas y de manos, se
decía: “Si alguno come pan sin lavarse las manos, es como si fuese a casa de una mujer
de mal vivir.” “Quien desprecia la purificacin de las manos será extirpado del mundo.”
“Hay demonios encargados de daar a los que no se lavan las manos antes de las
comidas.” En una ocasin un rabino llamado Eleázaro, que despreci esta purificacin,
fue excomulgado por el sanedrín, y, después de muerto, se colocó una gran piedra en
su féretro para indicar que había merecido la pena de la lapidación. Así es, como para
los israelitas, e inclusos para las primera comunidades judeo-cristianas era un situación
ardiente la impureza legal y la de los alimentos.
3. DIOS CREA TODAS LAS COSAS Y “ESTÁN BIEN,” SON BUENAS
¿Para qué tanta purificación?, ¿porque que hay que purificarse las manos al venir del
mercado? ¿por su contacto con los alimentos?, ¿es que los alimentos
contaminan?. ¿hay algo de verdad en esto? Dios creó todas las cosas, como los alimentos
para servicio del hombre, como responsable de sus actos morales. Dice el Génesis que
Dios crea todas las cosas y “están bien,” son buenas y esos alimentos como dice el Señor
si entra en la boca no mancha al hombre, lo que del hombre sale, eso es lo que mancha al
hombre, porque de dentro, del corazón del hombre vienen las malas inclinaciones, es
decir tener malos pensamientos, hacer el mal por palabras, como los falsos testimonios, y
maldiciones, hacer el mal por obras, como los homicidios, adulterios, robos, eso mancha
al hombre.
4. ERAN TAN CAPRICHOSAS, QUE “ANULABAN LA LEY DE DIOS
Esta enseñanza de Jesús iba a tener repercusiones muy grandes, porque afectaba a las
mismas órdenes legales mosaicas sobre lo puro e impuro. Pero había de terminar su
valor disciplinario y ritual, máxime cuando se hacía carga insoportable, como dice Jesús
en Mateo 23, 4 “Preparan pesadas cargas, muy difíciles de llevar, y las echan sobre las
espaldas de la gente, pero ellos ni siquiera levantan un dedo para moverlas”. Si Jesús
no quiso abolir de momento todo aquello, el principio había quedado asentado por
Jesús.
Estas tradiciones rabínicas, eran tan caprichosas, que “anulaban la ley de Dios,” tenían
que ser arrancadas por inútiles y perjudiciales para el Reino, pues a veces anulaban la
verdadera religiosidad.
5. A DIOS SE LE DEBE ADORAR EN ESPÍRITU Y EN VERDAD
Con todo esto, Jesús nos quiere dar una lección que no es menos importante, a Dios se
le debe adorar en espíritu y en verdad y no solo con observancia externa de los ritos. No
quiere decir Jesús que él esta contra los ritos, ni contra las manifestaciones externas de
la ley, solo quiere poner las cosas en su lugar. Es el corazón el que debe estar siempre
con Dios, con afecto, entrega, generosidad y un amor muy profundo. Es el corazón el
que debe estar puro para ver las cosas de Dios. Preocuparse de las cosas de la tierra,
es tener tierra en el corazn y, “los que tienen el corazn limpio verán a Dios” (Mt 5, 8)
6. NOS EQUIVO CAM OS AL EMITIR NUESTROS JUICIOS
Lo triste, es que hoy vivimos una realidad extremadamente preocupante, hombres
manchando a los hombres y hombres que se dejan manchar por otros, juzgamos a
nuestros hermanos por sus apariencias, y por hacerlo así nos equivocamos al emitir
nuestros juicios, vemos malicia donde no la hay, transformamos situaciones buenas en
malas por pensar retorcidamente o porque le tenemos mala voluntad. Lo peor es que
permanecen vigentes las palabras del Señor de los últimos versículos de este fragmento
del evangelio, “del corazn del hombre, proceden los pensamientos malos, las
fornicaciones, los hurtos, los homicidios, los adulterios, las codicias, las maldades, el
fraude, la impureza, la envidia, la blasfemia, la altivez, la insensatez. Todas estas
maldades proceden del hombre y manchan al hombre. Es decir, estamos pasando por
un embrutecimiento moral culpable, que desprecia el ideal de vida que Dios quiere para
nosotros.
7. DECIDIRNOS A CAM INAR POR SENDEROS DE SANTIDAD
Ante esto, es que Jesús no aclara que nada hay sucio o impuro en el exterior de los
hombres, lo malo a los ojos de Dios lo ensucia nuestro corazón. En efecto la santidad
reside en lo interior, sin embargo la maldad y el pecado procede del atrevimiento.
Y todos estamos llamados a la santidad. “La voluntad de Dios es que todos sean santos”
(1 Tes 4,3). Así también nos lo ha pedido Jesús: “Sean perfectos, como es perfecto el
Padre de los cielos” (Mt 5, 48).
No tenemos excusas para no pensar y decidirnos a caminar por senderos de santidad,
por elegir una vida cristiana y evangélica. No permitamos que nuestro trabajo u que
otros agentes externos se conviertan en dificultades para vivir haciendo el bien, sin dejar
de pensar que lo que santifica no es tanto lo que hacemos, sino que con el espíritu con
que lo hacemos, con la buena intención y voluntad y el amor que ponemos en hacer las
cosas, sin preocuparnos sin son sencillas y humildes, porque justamente las cosas
simples tiene un valor admirable si se hacen con amor.
El Señor les Bendiga