Lunes 14 de Febrero de 2011
Lunes 6ª semana de tiempo ordinario 2011
Génesis 4,1-15.25
El hombre se llegó a Eva; ella concibió, dio a luz a Caín, y dijo: "He adquirido
un hombre con la ayuda del Señor." Después dio a luz a Abel, el hermano. Abel era
pastor de ovejas, mientras que Caín trabajaba en el campo. Pasado un tiempo, Caín
ofreció al Señor dones de los frutos del campo, y Abel ofreció las primicias y la
grasa de sus ovejas. El Señor se fijó en Abel y en su ofrenda, y no se fijó en Caín ni
en su ofrenda, por lo cual Caín se enfureció y andaba abatido. El Señor dijo a Caín:
"¿Por qué te enfureces y andas abatido? Cierto, si obraras bien, estarías animado;
pero, si no obras bien, el pecado acecha a la puerta; y, aunque viene por ti, tú
puedes dominarlo."
Caín dijo a su hermano Abel: "Vamos al campo." Y, cuando estaban en el
campo, Caín atacó a su hermano Abel y lo mató. El Señor dijo a Caín: "¿Dónde está
Abel, tu hermano?" Respondió Caín: "No sé; ¿soy yo el guardián de mi hermano?"
El Señor le replicó: "¿Qué has hecho? La sangre de tu hermano me está gritando
desde la tierra. Por eso te maldice esa tierra que ha abierto sus fauces para recibir
de tus manos la sangre de tu hermano.
Aunque trabajes la tierra, no volverá a darte su fecundidad. Andarás errante
y perdido por el mundo." Caín contestó al Señor: "Mi culpa es demasiado grande
para soportarla. Hoy me destierras de aquí; tendré que ocultarme de ti, andando
errante y perdido por el mundo; el que tropiece conmigo me matará." El Señor le
dijo: "El que mate a Caín lo pagará siete veces." Y el Señor puso una señal a Caín
para que, si alguien tropezase con él, no lo matara.
Adán se llegó otra vez a su mujer, que concibió, dio a luz un hijo y lo llamó
Set, pues dijo: "El Señor me ha dado un descendiente a cambio de Abel, asesinado
por Caín."
Salmo responsorial: 49
R/Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza.
El Dios de los dioses, el Señor, habla: / convoca la tierra de oriente a
occidente. / "No te reprocho tus sacrificios, / pues siempre están tus holocaustos
ante mí." R.
"¿Por qué recitas mis preceptos, / tú que detestas mi enseñanza / y te echas
a la espalda mis mandatos?" R.
"Te sientas a hablar contra tu hermano, / deshonras al hijo de tu madre; /
esto haces, ¿y me voy a callar? / ¿Crees que soy como tú? / Te acusaré, te lo
echaré en cara." R.
Marcos 8,11-13
En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con
Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo. Jesús dio un profundo
suspiro y dijo: "¿Por qué esta generación reclama un signo? Os aseguro que no se
le dará un signo a esta generación." Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la
otra orilla.
COMENTARIOS
La necesidad de señales del cielo expresa la actitud cerrada, incrédula y
desafiante de los fariseos frente a la acción de Jesús; expresa también el desagrado
de las autoridades del pueblo de Israel por la manera de vivir y sentir a Dios por
parte de Jesús, concretizada en una solidaridad total por los marginados de la
sociedad. Los milagros que Él realiza tienen como fin último hacer presente el Reino
de Dios, demostrar la cercanía amorosa del Padre que viene a liberar a los pobres
de la opresión; por eso llama la atención que los fariseos pidan señales, si todo el
anuncio de la Buena Nueva realizado por Jesús está ligado íntimamente a los
milagros, a una puesta en práctica del Reino en su momento histórico. De modo
que los milagros no son signos realizados por Jesús para producir admiración en la
muchedumbre o para acrecentar su grupo de seguidores, sino una respuesta
efectiva a la fe de los creyentes. Son signos de esperanza a favor de los que
creen.
JUAN ALARCÓN, S.J.
(Extracto de SERVICIOS KOINONÍA)