EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Jueves de la VI Semana del Tiempo Ordinario
Libro de Génesis 9,1-13.
Entonces Dios bendijo a Noé y a sus hijos, diciéndoles: "Sean fecundos,
multiplíquense y llenen la tierra. Ante ustedes sentirán temor todos los animales de
la tierra y todos los pájaros del cielo, todo lo que se mueve por el suelo, y todos los
peces del mar: ellos han sido puestos en manos de ustedes. Todo lo que se mueve
y tiene vida les servirá de alimento; yo les doy todo eso como antes les di los
vegetales. Sólo se abstendrán de comer la carne con su vida, es decir, con su
sangre. Y yo pediré cuenta de la sangre de cada uno de ustedes: pediré cuenta de
ella a todos los animales, y también pediré cuenta al hombre de la vida de su
prójimo. Otro hombre derramará la sangre de aquel que derrame sangre humana,
porque el hombre ha sido creado a imagen de Dios. Ustedes, por su parte, sean
fecundos y multiplíquense, llenen la tierra y domínenla". Y Dios siguió diciendo a
Noé y a sus hijos: "Además, yo establezco mi alianza con ustedes, con sus
descendientes, y con todos los seres vivientes que están con ustedes: con los
pájaros, el ganado y las fieras salvajes; con todos los animales que salieron del
arca, en una palabra, con todos los seres vivientes que hay en la tierra. Yo
estableceré mi alianza con ustedes: los mortales ya no volverán a ser exterminados
por las aguas del Diluvio, ni habrá otro Diluvio para devastar la tierra". Dios añadió:
"Este será el signo de la alianza que establezco con ustedes, y con todos los seres
vivientes que los acompañan, para todos los tiempos futuros: yo pongo mi arco en
las nubes, como un signo de mi alianza con la tierra.
Salmo 102(101),16-18.19-21.29.22-23.
Las naciones temerán tu Nombre, Señor, y los reyes de la tierra se rendirán ante tu
gloria:
cuando el Señor reedifique a Sión y aparezca glorioso en medio de ella;
cuando acepte la oración del desvalido y no desprecie su plegaria.
Quede esto escrito para el tiempo futuro y un pueblo renovado alabe al Señor:
porque él se inclinó desde su alto Santuario y miró a la tierra desde el cielo,
para escuchar el lamento de los cautivos y librar a los condenados a muerte. Los
hijos de tus servidores tendrán una morada y su descendencia estará segura ante
ti,
para proclamar en Sión el nombre del Señor y su alabanza en Jerusalén,
cuando se reúnan los pueblos y los reinos, y sirvan todos juntos al Señor.
Evangelio según San Marcos 8,27-33.
Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el
camino les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?". Ellos le respondieron:
"Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los
profetas". "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?". Pedro respondió: "Tú eres el
Mesías". Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada acerca de él. Y
comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado
por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a
muerte y resucitar después de tres días; y les hablaba de esto con toda claridad.
Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo. Pero Jesús, dándose vuelta y
mirando a sus discípulos, lo reprendió, diciendo: "¡Retírate, ve detrás de mí,
Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Juan Crisóstomo (hacia 345-407), presbítero en Antioquia, después obispo de
Constantinopla, doctor de la Iglesia
Homilías sobre el evangelio de Mateo, nº 54
«¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!»
Pedro considera los sufrimientos y la muerte de Cristo desde el punto de vista
puramente natural y humano, y esa muerte le parece indigna de Dios, vergonzosa
para su gloria. Cristo le reprende y parece que le dice: «¡No! Los sufrimientos y la
muerte no son indignos de mí. Unas ideas a ras de suelo entorpecen y extravían tu
juicio. Aleja toda idea humana, escucha mis palabras consideradas desde el punto
de vista de los designios de mi Padre y comprenderás que solo esta muerte es la
que conviene a mi gloria. ¿Crees que sufrir es para mí una vergüenza? Debes saber
que es la voluntad del diablo que yo no lleve a cabo de esta manera el plan de
salvación»...
Que a nadie le suban los colores a la cara por los signos de nuestra salvación,
tan dignos de veneración y adoración; la cruz de Cristo es fuente de todo bien. Es
gracias a ella que vivimos, que somos regenerados y salvados. Llevemos, pues, la
cruz como una corona de gloria. Ella pone su sello a todo lo que nos conduce a la
salvación: cuando somos regenerados por las aguas del bautismo, ella está allí;
cuando nos acercamos a la santa mesa para recibir el Cuerpo y la Sangre del
Salvador, ella está allí; cuando imponemos las manos sobre los elegidos del Señor,
ella está allí. Cualquiera cosa que hagamos, se levanta ella allí, signo de victoria
para nosotros. Por eso la ponemos en nuestras casas, en nuestras paredes, en
nuestras puertas; la trazamos sobre nuestra frente y nuestro pecho; la llevamos en
nuestro corazón. Porque ella es el símbolo de nuestra redención y de nuestra
liberación y de la infinita misericordia de nuestro Señor.
“servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”