EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Lunes de la VII Semana del Tiempo Ordinario A
Libro de Eclesiástico 1,1-10.
Toda sabiduría viene del Señor, y está con él para siempre. ¿Quién puede contar la
arena de los mares, las gotas de la lluvia y los días de la eternidad? ¿Quién puede
medir la altura del cielo, la extensión de la tierra, el abismo y la sabiduría? Antes
que todas las cosas fue creada la sabiduría y la inteligencia previsora, desde la
eternidad. El manantial de la sabiduría es la palabra de Dios en las alturas, y sus
canales son los mandamientos eternos. ¿A quién fue revelada la raíz de la sabiduría
y quién conoció sus secretos designios? ¿A quién se le manifestó la ciencia de la
sabiduría y quién comprendió la diversidad de sus caminos? Sólo uno es sabio,
temible en extremo: el Señor, que está sentado en su trono. El mismo la creó, la vio
y la midió, y la derramó sobre todas sus obras: la dio a todos los hombres, según su
generosidad, y la infundió abundantemente en aquellos que lo aman.
Evangelio según San Marcos 9,14-29.
Cuando volvieron a donde estaban los otros discípulos, los encontraron en medio de
una gran multitud, discutiendo con algunos escribas. En cuanto la multitud
distinguió a Jesús, quedó asombrada y corrieron a saludarlo. El les preguntó:
"¿Sobre qué estaban discutiendo?". Uno de ellos le dijo: "Maestro, te he traído a mi
hijo, que está poseído de un espíritu mudo. Cuando se apodera de él, lo tira al suelo
y le hace echar espuma por la boca; entonces le crujen sus dientes y se queda
rígido. Le pedí a tus discípulos que lo expulsaran pero no pudieron". "Generación
incrédula, respondió Jesús, ¿hasta cuando estaré con ustedes? ¿Hasta cuando
tendré que soportarlos? Tráiganmelo". Y ellos se lo trajeron. En cuanto vio a Jesús,
el espíritu sacudió violentamente al niño, que cayó al suelo y se revolcaba, echando
espuma por la boca. Jesús le preguntó al padre: "¿Cuánto tiempo hace que está
así?". "Desde la infancia, le respondió, y a menudo lo hace caer en el fuego o en el
agua para matarlo. Si puedes hacer algo, ten piedad de nosotros y ayúdanos". "¡Si
puedes...!", respondió Jesús. "Todo es posible para el que cree". Inmediatamente el
padre del niño exclamó: "Creo, ayúdame porque tengo poca fe". Al ver que llegaba
más gente, Jesús increpó al espíritu impuro, diciéndole: "Espíritu mudo y sordo, yo
te lo ordeno, sal de él y no vuelvas más". El demonio gritó, sacudió violentamente al
niño y salió de él, dejándolo como muerto, tanto que muchos decían: "Está muerto".
Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó, y el niño se puso de pie. Cuando
entró en la casa y quedaron solos, los discípulos le preguntaron: "¿Por qué nosotros
no pudimos expulsarlo?". El les respondió: "Esta clase de demonios se expulsa sólo
con la oración".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
Beato Carlos de Foucauld (1858-1916), ermitaño y misionero en el Sahara
Meditaciones sobre el Evangelio a propósito de las principales virtudes
«Todo es posible al que tiene fe»
«Si vuestra fe fuera como un grano de mostaza..., nada os sería imposible» (Mt
17,20). Todo lo podemos por la oración: si no recibimos es que hemos tenido poca
fe, o que hemos orado poco, o que sería malo para nosotros que nuestra petición
fuera atendida, o que Dios nos da alguna cosa mejor que lo que hemos pedido. Pero
jamás dejaremos de recibir lo que pedimos por ser la cosa demasiado difícil de
obtener: «Nada os sería imposible».
No dudemos en pedir a Dios incluso las cosas más difíciles, como es la
conversión de grandes pecadores, de pueblos enteros. Pidámosle, pues, incluso
aquellas cosas que creemos son las más difíciles, con la certeza de que Dios nos
ama apasionadamente y que cuanto mayor es el don más desea hacerlo el que ama
apasionadamente; pero pidámoslo con fe, con insistencia, con constancia, con amor,
con buena voluntad. Y estemos seguros que si pedimos así y con mucha constancia,
seremos escuchados y recibiremos la gracia pedida o una todavía mejor. Pidamos,
con osadía, a nuestro Señor las cosas más imposibles de alcanzar cuando son para
su gloria, y estemos seguros que su Corazón nos las concederá tanto más cuanto
ellas parecen humanamente imposibles; porque dar lo imposible al que ama es
agradable a su Corazón, y ¡cuánto nos ama él!
“servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”