“Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”.
Mt 16, 13-19:
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
Lectio Divina
UNA PREDICACIÓN COMPLETA Y PARADIGMÁTICA, A LA QUE TODOS ESTAMOS
LLAMADOS A CONFIGURARNOS.
El apóstol Pedro, desde el primer gran discurso que pronunció el día de Pentecostés
(Hch 2,14-41), se presenta en el escenario de la historia como testigo, intérprete y
exhortador. Así es como ejerce su ministerio de guía de la primitiva comunidad cristiana.
Ante todo, es testigo del gran acontecimiento pentecostal, en el que el Padre, por medio
del Hijo, envió el don del Espíritu Santo sobre los primeros creyentes. Pedro tiene el
derecho-deber de presentarse como testigo ocular de este acontecimiento,
precisamente porque él, junto con otros, fue enriquecido con este don. El testimonio
cristiano brota siempre de la abundancia del don recibido y se manifiesta como
correspondencia generosa al mismo don.
Pedro, en su predicación, se presenta también como intérprete del acontecimiento
histórico de Jesús de Nazaret, especialmente de lo que Jesús hizo durante su ministerio
público y de los grandes acontecimientos pascuales que consumaron su misión. A la luz
de la Pascua-Pentecostés , Pedro se encarga de interpretar el valor salvífico de la
Pascua de Jesús, explicitando para sus oyentes el significado actual, que no permite
fugas ni evasiones.
La tercera tarea de la que se encarga el apóstol Pedro es la de exhortar a todos los que
le escuchan, a fin de que cada uno se dé cuenta de la necesidad de responder al
mensaje revelado y de corresponder a él con la vida. De este modo, el apóstol Pedro se
presenta a nosotros como el «evangelista ideal», con una predicación completa y
paradigmática, a la que todos estamos llamados a configurarnos.
ORACION
Señor, aléjate de mí, que soy un pecador, pero por tu palabra echaré las redes;
porque sólo tú, Jesús, eres el Hijo del Dios vivo; sólo tú, Jesús, tienes palabras de vida
eterna;
sólo tú, Jesús, eres la roca y yo sólo la piedra; sólo tú, Jesús, eres el Señor y el Maestro.
Soy débil, Jesús, mas por tu gracia daré mi vida
por ti, porque tú lo sabes todo, tú sabes que te amo.