Miércoles 23 de Febrero de 2011
Miércoles 7ª semana de tiempo ordinario 2011
Eclesiástico 4,12-22
La sabiduría instruye a sus hijos, estimula a los que la comprenden. Los que
la aman aman la vida, los que la buscan alcanzan el favor del Señor; los que la
retienen consiguen gloria del Señor, el Señor bendecirá su morada; los que la
sirven sirven al Santo, Dios ama a los que la aman. Quien me escucha juzgará
rectamente, quien me hace caso habitará en mis atrios; disimulada caminaré con
él, comenzaré probándolo con tentaciones; cuando su corazón se entregue a mí,
volveré a él para guiarlo y revelarle mis secretos; pero, si se desvía, lo rechazaré y
lo encerraré en la prisión; si se aparte de mí, lo arrojaré y lo entregaré a la ruina.
Salmo responsorial: 118
R/Mucha paz tienen los que aman tus leyes, Señor.
Mucha paz tienen los que aman tus leyes, / y nada los hace tropezar. R.
Guardo tus decretos, / y tú tienes presentes mis caminos. R.
De mis labios brota la alabanza, / porque me enseñaste tus leyes. R.
Mi lengua canta tu fidelidad, / porque todos tus preceptos son justos. R.
Ansío tu salvación, Señor; / tu voluntad es mi delicia. R.
Que mi alma viva para alabarte, / que tus mandamientos me auxilien. R.
Marcos 9,38-40
En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús: "Maestro, hemos visto a uno que echaba
demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los
nuestros." Jesús respondió: "No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi
nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a
favor nuestro."
COMENTARIOS
En el relato de hoy, los discípulos sienten celos misioneros porque han
encontrado a otros haciendo el bien en nombre del Señor. Jesús se opone a esa
actitud intolerante de los discípulos, proponiendo una actitud abierta e incluyente,
afirmando que lo fundamental del evangelio es hacer el bien, es promover la vida.
Por otra parte, esta propuesta abierta manifiesta el carácter universal del
discipulado, pues los miembros del grupo de los Doce, aun siendo los más cercanos
a Jesús, no son los únicos interlocutores válidos del anuncio del Reino de Dios;
todos los que se sienten llamados a la vida y a la solidaridad con los hermanos son
anunciadores del evangelio.
JUAN ALARCÓN, S.J.
(Extracto de SERVICIOS KOINONÍA)