“Lo que Dios ha unido”
Mc 10, 1-12:
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
Lectio Divina
UNA HERMOSA IDEA DE LA AMISTAD ,
Un fresco estupendo sobre la amistad, podría ser un título para las lecturas de hoy. La
primera nos proporciona consejos prácticos al recordar que los verdaderos amigos no son
tantos. Es preciso echar mano a un sano discernimiento para detectarlos. Son muchos los
que se presentan y camuflan como tales, tejen relaciones, unas relaciones que en muchos
casos son superficiales: amigos de viaje, amigos de mesa, amigos de juego, amigos de
deporte... El verdadero amigo se manifiesta en las situaciones difíciles, cuando estás en
crisis, cuando tienes una dificultad, cuando te sientes solo y abandonado, cuando no
dispones de medios económicos ni de peso social. Cuando alguien se mantiene junto a ti
incluso en esas situaciones en las que, hablando desde el punto de vista humano, no puede
sacar ninguna ventaja, entonces merece el nombre de amigo. Puedes fiarte de él, puedes
apoyarte en su persona.
Debemos achacar la fragilidad de muchas amistades al hecho de que no están construidas
sobre bases sólidas, sino que están confiadas al carácter improvisado de un sentimiento o a
la gracia de un momento. Otro criterio de verificación y de estabilidad lo tenemos en la
dimensión de la fe. Una persona que ama a Dios se esfuerza en alimentar su vida con
valores contrastados por la voluntad divina; por consiguiente, es de presumir que sea capaz
de custodiar y cultivar también el valor de la amistad. Podemos interpretar aquí el dato de la
experiencia de muchas amistades nacidas «a la sombra del campanario» o en el marco de
grupos eclesiales. Sin llegar a realizar un discurso de «gueto», es verdad de todos modos
que un sentimiento religioso común ayuda también a cimentar, construir y defender el valor
de la amistad.
El evangelio nos ofrece en un primer momento una imagen de «enemigos»: son los que se
acercan a Jesús para plantearle una pregunta envenenada, a fin de enredarle. A
continuación, Jesús, al hablar del matrimonio indisoluble, nos proporciona una hermosa idea
de la amistad, aunque específicamente en el marco matrimonial. El marido y la mujer
constituyen un bello ejemplo de amigos: al unir sus inteligencias, voluntades ycuerpos,
tienden a construir una unidad de vida. Contra el intento disgregador de construir una
amistad matrimonial ad tempus («mientras dura, dura»), como hoy sostienen algunos, Jesús
reacciona indicando la precisa e inequívoca voluntad divina. El la proclama y la vive. Jesús
es alguien que «llama amigos» a sus discípulos (cf. Jn 15,15). Es el Esposo que está
dispuesto a dar la vida por su Esposa (cf. Ef 5,25). Un amigo verdadero, un amigo para
siempre.
ORACION
La verdadera amistad con los hombres y las mujeres se funda en el terreno del amor de
Dios: concédenos, oh Señor, ser leales contigo, para que yo sea sincero y desinteresado
también con mis semejantes.
La amistad, oh Señor, condimenta con su suavidad todas las virtudes, sepulta los vicios con
su fuerza, suaviza las adversidades, modera la prosperidad, de suerte que sin un amigo
casi nada entre las criaturas humanas puede ser fuente de alegría»: haz que mis relaciones
de amistad lleven la impronta de la caridad, como camino que tiende a tu perfección.
Concede, por último, Señor, a la amistad aspirar a la compleción de la entrega de sí mismo,
que encuentra una imagen incomparable en el amor matrimonial: «El Amigo es el esposo de
tu alma, y tú unes tu espíritu al suyo, comprometiéndote hasta el punto de tener que llegar a
ser con él una sola cosa; te confías a él como a ti mismo, nada le ocultas ni nada tienes que
temer de él. Si consideras que alguien es idóneo para todo esto, primero debes escogerle,
después ponerle a prueba y, por último, acogerle. La amistad, en efecto, debe ser estable,
casi una imagen de la eternidad, y permanecer constante en la entrega del afecto» (Aelredo
de Rievaulx).