EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Marcos 10,1-12.
Después que partió de allí, Jesús fue a la región de Judea y al otro lado del Jordán.
Se reunió nuevamente la multitud alrededor de él y, como de costumbre, les estuvo
enseñando una vez más. Se acercaron algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le
plantearon esta cuestión: "¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?". El les
respondió: "¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?". Ellos dijeron: "Moisés permitió
redactar una declaración de divorcio y separarse de ella". Entonces Jesús les
respondió: "Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de
ustedes. Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer. Por eso,
el hombre dejará a su padre y a su madre, y los dos no serán sino una sola carne.
De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que
Dios ha unido". Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar
sobre esto. El les dijo: "El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete
adulterio contra aquella; y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro,
también comete adulterio".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Juan Crisóstomo (hacia 345-407), presbítero en Antioquia, después obispo de
Constantinopla, doctor de la Iglesia
Homilía 20 sobre la carta a los Efesios, 4,8,9; PG 62, 140s
«El hombre... se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne»
¿Qué es lo que debes decir a tu mujer? Dile con toda dulzura: «... Yo te he
escogido, te amo y te prefiero más que a mi propia vida. La existencia de ahora no
es nada; por eso mis oraciones, recomendaciones y todos mis actos van dirigidos a
que se nos conceda pasar esta vida de manera tal que podamos estar reunidos en la
vida futura sin temor alguno de separación. El tiempo que vivimos es corto y frágil.
Si se nos concede poder agradar a Dios durante esta vida, eternamente estaremos
con Cristo y el uno con el otro en una felicidad sin límites. Tu amor me llena de gozo
más que todo y no conocería una desdicha más insoportable que estar separado de
ti. Aunque tuviera que perderlo todo llegar a ser más pobre que un mendigo,
arriesgar los más grandes peligros, aguantar lo que fuera, todo me sería soportable
con tal que permanezca tu afecto hacia mí. Es sólo contando con este amor que
desearé hijos.»
Será también necesario que tu conducta sea conforme a estas palabras...
Demuestra a tu mujer que aprecias en mucho el poder vivir con ella y que, por ella,
prefieres estar en casa que en la plaza. Prefiérela a todos los amigos e incluso a los
hijos que ella te ha dado; y que éstos te amen a ti por ella...
Haced en común vuestras oraciones. Que cada uno vaya a la iglesia y en casa el
marido pregunte a su mujer, y la mujer a su marido, que es lo que allí se ha dicho y
leído... Aprended el temor de Dios; todo lo demás irá viniendo como de una fuente y
vuestra casa se llenará de bienes innumerables. Aspiremos a los bienes
incorruptibles, que los otros no nos faltarán. «Buscad primero el Reino de Dios, nos
dice el Evangelio, y todo lo demás se os dará por añadidura» (MT 6, 33).
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