Comentario al evangelio del Martes 01 de Marzo del 2011
Queridos amigos:
La primera lectura de hoy podría resultar contradictoria con la gratuidad que comentábamos ayer. “No
te presentes a Dios con las manos vacías; esto es lo que pide la ley…” (Eclo. 35, 4-6). A simple vista
parece que sólo es valorado ante Dios aquel que realiza sacrificios y se acerca a Él con ofrendas.
Muchas veces nos sucede así, nos consideramos aceptados por Dios -o incluso por las demás personas-
porque hacemos esto, aquello, y esto otro; y así, cumplimos con una lista de normas “buenas” que nos
dan el “derecho” de estar entre los escogidos.
En realidad, el texto no intenta opacar el amor gratuito y la bondad inherente de Dios para con
nosotros. Más bien intenta recordarnos que, profesar la fe no es sólo presentarnos ante Él y tener unas
dosis de culto religioso, sino que todo ello debe ir acompañado de justicia social. Vivida la misma
–primeramente- en el entorno más cercano, en los detalles cotidianos y simples que a veces se nos
escapan.
En el evangelio, continuación del pasaje de ayer, Pedro “recuerda” a Jesús que ellos lo han dejado todo
y le han seguido. También podemos pensar que su comportamiento es similar al del joven rico: si hago
(o he hecho), ¿qué voy a recibir a cambio? Pero entre ambos hay una diferencia: orden cronológico en
las frases de inicio en sus respectivos diálogos con el Maestro. Pedro se ha aventurado a seguir a Jesús
sin saber muy bien a dónde. No sabe lo que ello implica, pero se lanza. Mientras que el otro está
dispuesto a seguirle si las condiciones de Jesús no difieren de las suyas.
En nuestra vida siempre hay curiosidad por el mañana, un intento de planificarlo; y es lo que vemos en
Pedro. La respuesta de Jesús puede ser un buen aliciente aunque incluye esa dimensión de lo no
previsto que aporta vida a la vida. Aporte que no excluye los momentos difíciles y las situaciones
incomprensibles para nuestros esquemas: porque “muchos primeros serán últimos, y muchos últimos
primeros."
Vuestra hermana en la fe,
Silvia Ugarte
Silvia Ugarte