Martes 01 de Marzo de 2011 Martes 8ª semana de tiempo ordinario
Santoral: Rosendo, Albino
Eclesiástico 35,1-15 El que guarda los mandamientos ofrece sacrificio de acción
de gracias
Salmo responsorial: 49 Al que sigue buen camino le haré ver la salvación
Marcos 10,28-31 Recibiréis en este tiempo cien veces más, con persecuciones,
y en la edad futura, vida eterna
En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo
y te hemos seguido. Jesús dijo: Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o
madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo,
cien veces más -casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con
persecuciones-, y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos
últimos primeros"
Estamos muy cerca de la Cuaresma que nos está pidiendo que en vez de
ofrendas obediencia; en lugar de los sacrificios, la caridad; en lugar de las
expiaciones, la conversión. Donde lo central son los mandamientos y no cualquier
conducta que descalifique o falsee la verdadera religión de la vida en el Señor.
Para Dios todo lo que hacemos es agradable, pero lo que tiene mejor sentido
es la acción interior. Nada de hipocresía religiosa donde nos olvidemos del amor
fraternal que está centrado en vestir, alimentar y visitar.
Entonces, ir a misa y salir peor no es cuestión de buenos cristianos. No
podemos caer en un formalismo de mero cumplimiento donde no hay ningún
compromiso. Sin olvidar que todos somos pecadores, que debemos ser muy
humildes y guardarnos de toda presunción. Quienes van a la Misa son pecadores
que reconocen públicamente sus debilidades: por eso la misa comienza con el
reconocimiento de que somos pecadores.
Seguir a Jesús es un cato de pura libertad. Un libertad probada en la derrota
y la soledad. Jesús ha aprovechado la ocasión para poner en guardia contra los
peligros de una riqueza que esclaviza. Este es el antecedente del pasaje que hemos
leído hoy. Pedro pregunta: ¿Y a nosotros qué lo hemos dejado todo? Se les
promete cien veces más. Aunque el premio definitivo es “en el mundo futuro” y
consiste en la «vida eterna», Esa expresión no tiene necesidad de explicaciones o
de complementos. Es la vida con Dios, una vida exuberante, que no conoce ocaso.
“Anunciar a Cristo es hacer experimentar a cada uno, pero
especialmente a quien sufre de pobreza espiritual y material, la ternura y
la misericordia divina” (Juan Pablo II)
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