II Domingo ADVIENTO - A
Padre Segismundo Fernandez Rodríguez
Evangelio: Mt 3,1-12 Caminando hacia la Navidad
En este tiempo de ADVIENTO hay un personaje que acapara
especialmente la atención: Juan el Bautista. También el profeta Isaías y por
supuesto la Virgen.
En Juan siempre se ha visto el prototipo de judío creyente, piadoso y
austero, religiosamente culto y entregado a proclamar la Verdad, aún a costa de
la muerte, y por eso fiel a Dios y gran servidor del pueblo.
Tanto sus palabras, clamando por la conversión del corazón, como su
propio testimonio de vida, ejemplar y moralizante, son propuestos por la Iglesia
como mensaje ideal en este tiempo de Adviento, que prepara la celebración del
Nacimiento de Cristo.
Oración para cada día de la semana
Señor, quiero contemplar a Juan el Bautista,
y admirar su buen ejemplo de autenticidad y entrega a la misión
encomendada de “preparar los caminos del Seor”.
Pero sobre todo deseo grabar en mi corazón sus palabras,
tan punzantes e hirientes para los soberbios y egoístas,
como consoladoras y estimulantes para los humildes y sinceros.
“Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos”.
Tu predicación pública iba a comenzar ya pronto,
y él ponía las bases para entenderte y seguirte.
Ayúdame, Señor, a ser verdaderamente sincero, y a crecer en humildad
de corazn y en generosidad de vida.“Una voz grita en el desierto:
preparad el camino del Seor, allanad sus senderos”
Te pido, Señor, apertura de mente y un corazón grande y universal
para valorar la humildad personal y la ilusión apostólica y caritativa.
Sin la oración diaria, sin la ascética apropiada, sin el trabajo santificado
y santificador, y sin obras concretas de apostolado, solidaridad
y “proselitismo”, no podré, Seor, realizar mi conversin,
la que con tanta insistencia proclamaba tu mensajero
y me propone ahora mi Santa Madre Iglesia en el ADVIENTO.
Que nunca olvide, ni abandone mi plan personal de oración diaria
-mental y vocal-, de lectura y reflexión de tu Palabra escrita, de participar
en las fuentes de la gracia: Eucaristía o Santa Misa, y Confesión frecuente.
Que todos los días, Seor, pueda sentir la alegría de “la buena obra
apostlica y caritativa” que ayude a los demás y a mí me santifique.
Que en el examen de conciencia de cada noche pueda sentir
la satisfacción de haber “dado el fruto que pide la conversin”.
Que cada día sea consciente que esta es la verdadera preparación
para la celebración cristiana de la Navidad.
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