III Domingo ADVIENTO - A
Padre Segismundo Fernandez Rodríguez
Evangelio: Mt 11,2-11 Con el profeta Isaías
Junto con Juan el Bautista y la Virgen María, hay otro personaje a tener
muy en cuenta en el ADVIENTO, el profeta Isaías. La Iglesia invita a recordar y
meditar sus textos especialmente profético-mesiánicos, pues ayudan a entender
la trascendencia y a al vez la implicación histórica y humana del Mesías, Cristo,
cuyo nacimiento esperamos celebrar con gozo, agradecimiento y urgencia social
y apostólica, un año más. La misma predicación del Bautista queda iluminada y
reforzada por los textos de Isaías. Merece la pena leerlos y meditarlos, para
mejor entender el Evangelio, y por tanto la venida de Cristo al mundo.
Oración para cada día de la semana
Señor, Jesús, que viniste al mundo haciéndote uno de nosotros,
abanderando la justicia y la paz, el amor y el perdón,
como bases de tu mensaje liberador.
Con Juan Bautista quiero escuchar y proclamar las profecías mesiánicas,
pues meditándolas me siento más seguro en mi fe, más esperanzado y feliz;
y me preparan mejor para contemplarte y adorarte en la cueva de Belén.
Quiero “saborear”, Seor, los oráculos de Isaías:
“En aquel día brotará un renuevo de Jesé, un vástago florecerá de su raíz.
Sobre El reposará el espíritu del Señor: espíritu de ciencia … de consejo
y valor … de piedad y temor del Seor …; defenderá con justicia
al desamparado, con equidad dará sentencia al pobre …
Será la justicia ceidor de sus lomos; la fidelidad, ceidor de su cintura”.
Dame, Señor la sinceridad, humilde y valiente, para aceptarte
y acogerte de esta manera, y para proclamarte
como príncipe de la paz, como maestro de la justicia y del amor.
El profeta Isaías también nos asegura que esto será una realidad:
“el desierto y el yermo se regocijarán, se alegrarán el páramo y la estepa.
Florecerá como flor de narciso, se alegrará con gozo y alegría”.
El mismo Juan vio hecho realidad este programa liberador,
pues entendi tus palabras: “los ciegos ven y los inválidos andan;
los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan
y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia.
Dichoso el que no se sienta defraudado por mi”.
Dame, Señor la fe suficiente, y el sentido sobrenatural conveniente
para ver tus verdaderos milagros, los que realizas en las almas:
perdón de los pecados, vuelta a la paz y la gracia de Dios,
y agradecimiento, y con más amor y generosidad, el Nacimiento de Cristo!.
¡Gracias, Señor, por el ejemplo de María y de José!
___________________________________________