EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Marcos 10,46-52.
Después llegaron a Jericó. Cuando Jesús salía de allí, acompañado de sus discípulos
y de una gran multitud, el hijo de Timeo -Bartimeo, un mendigo ciego- estaba
sentado junto al camino. Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno, se puso a
gritar: "¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!". Muchos lo reprendían para que se
callara, pero él gritaba más fuerte: "¡Hijo de David, ten piedad de mí!". Jesús se
detuvo y dijo: "Llámenlo". Entonces llamaron al ciego y le dijeron: "¡Animo,
levántate! El te llama". Y el ciego, arrojando su manto, se puso de pie de un salto y
fue hacia él. Jesús le preguntó: "¿Qué quieres que haga por ti?". El le respondió:
"Maestro, que yo pueda ver". Jesús le dijo: "Vete, tu fe te ha salvado". En seguida
comenzó a ver y lo siguió por el camino.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Gregorio Grande (v. 540-604), Papa y doctor de la Iglesia.
Homilías sobre el evangelio, n°2 ; PL 76, 1081
« Gritaba más fuerte »
Que todo hombre que sabe que las tinieblas hacen de él un ciego... grite desde
el fondo de su ser: << Jesús, hijo de David, ten misericordia de mí>>
Pero escucha también lo que sigue a los gritos del ciego: << los que iban
delante lo regañaban para que se callara>>(Lc 18,39).
¿Quiénes son estos? Ellos están ahí para representar los deseos de nuestra
condición humana en este mundo, los que nos arrastran a la confusión, los vicios
del hombre y el temor, que, con el deseo de impedir nuestro encuentro con Jesús,
perturban nuestras mentes mediante la siembra de la tentación y quieren acallar la
voz de nuestro corazón en la oración.
En efecto, suele ocurrir con frecuencia que nuestro deseo de volver de nuevo a
Dios... nuestro esfuerzo de alejar nuestros pecados por la oración, se ven
frustrados por estos: la vigilancia de nuestro espíritu se relaja al entrar en contacto
con ellos, llenan de confusión nuestro corazón y ahogan el grito de nuestra oración
...
¿Qué hizo entonces el ciego para recibir luz a pesar de los obstáculos? <<Él
gritó más fuerte: Hijo de David, ten compasión de mí! »... ciertamente, cuanto más
nos agobie el desorden de nuestros deseos ...más debemos insistir con nuestra
oración....cuanto más nublada esté la voz de nuestro corazón, hay que insistir con
más fuerza , hasta dominar el desorden de los pensamientos que nos invaden y
llegar a oídos fieles del Señor. Creo, que cada uno se reconocerá en esta imagen:
en el momento en que nos esforzamos por desviarlos de nuestro corazón y
dirigirlos a Dios... suelen ser tan inoportunos y nos hacen tanta fuerza que
debemos combatirlos. Pero insistiendo vigorosamente en la oración, haremos
que Jesús se pare al pasar. Como dice el Evangelio: "Jesús se detuvo y mandó que
se lo trajeran" (v. 40).
“servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”