Lunes 07 de Marzo de 2011
Lunes 9ª semana de tiempo ordinario 2011
Tobías 1,3;2,1b-8
Yo, Tobit, procedí toda mi vida con sinceridad y honradez, e hice muchas
limosnas a mis parientes y compatriotas deportados conmigo a Nínive de Asiria.
En nuestra fiesta de Pentecostés, la fiesta de las Semanas, me prepararon
una buena comida. Cuando me puse a la mesa, llena de platos variados, dije a mi
hijo Tobías: "Hijo, anda a ver si encuentras a algún pobre de nuestros compatriotas
deportados a Nínive, uno que se acuerde de Dios con toda el alma, y tráelo para
que coma con nosotros. Te espero, hijo, hasta que vuelvas." Tobías marchó a
buscar a algún israelita pobre y, cuando volvió, me dijo: "Padre." Respondí: "¿Qué
hay, hijo?" Repuso: "Padre, han asesinado a un israelita. Lo han estrangulado hace
un momento, y lo han dejado tirado ahí, en la plaza." Yo pegué un salto, dejé la
comida sin haberla probado, recogí el cadáver de la plaza y lo metí en una
habitación para enterrarlo cuando se pusiera el sol. Cuando volví, me lavé y comí
entristecido, recordando la frase del profeta Amós contra Betel: "Se cambiarán
vuestras fiestas en luto, vuestros cantos en elegías." Y lloré. Cuando se puso el sol,
fui a cavar una fosa y lo enterré.
Los vecinos se me reían: "¡Ya no tiene miedo! Lo anduvieron buscando para
matarlo por eso mismo, y entonces se escapó; pero ahora ahí lo tenéis, enterrando
muertos."
Salmo responsorial: 111
R/Dichoso quien teme al Señor.
Dichoso quien teme al Señor / y ama de corazón sus mandatos. / Su linaje
será poderoso en la tierra, / la descendencia del justo será bendita. R.
En su casa habrá riquezas y abundancia, / su caridad es constante, sin falta.
/ En las tinieblas brilla como una luz / el que es justo, clemente y compasivo. R.
Dichoso el que se apiada y presta, / y administra rectamente sus asuntos. /
El justo jamás vacilará, / su recuerdo será perpetuo. R.
Marcos 12,1-12
En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar en parábolas a los sumos
sacerdotes, a los escribas y a los ancianos: "Un hombre plantó una viña, la rodeó
con una cerca, cavó un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos
labradores y se marchó de viaje. A su tiempo, envió un criado a los labradores,
para percibir su tanto del fruto de la viña. Ellos lo agarraron, lo apalearon y lo
despidieron con las manos vacías. Les envió otro criado; a éste lo insultaron y lo
descalabraron. Envió a otro y lo mataron; y a otros muchos los apalearon o los
mataron. Le quedaba uno, su hijo querido. Y lo envió el último, pensando que a su
hijo lo respetarían. Pero los labradores se dijeron: "Éste es el heredero. Venga, lo
matamos, y será nuestra la herencia." Y, agarrándolo, lo mataron y lo arrojaron
fuera de la viña. ¿Que hará el dueño de la viña? Acabará con los ladrones y
arrendará la viña a otros. ¿No habéis leído aquel texto: "La piedra que desecharon
los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un
milagro patente"?"
Intentaron echarle mano, porque veían que la parábola iba por ellos; pero
temieron a la gente, y, dejándolo allí, se marcharon.
COMENTARIOS
En esta parábola durísima, Jesús llama asesinos a los dirigentes religiosos.
Se lo merecían. Estaban asesinando al pueblo con leyes y decretos que lo
inmovilizaban, fanatizaban, le lavaban el cerebro, le encorvaban cruelmente. La Ley
y el Templo se habían trasformado en verdaderas sanguijuelas que chupaban la
sangre del cuerpo y del alma de los pobres, sus víctimas. A lo largo de la historia
habían matado a los profetas, portavoces del Dios Liberador de los pobres. Ahora
quieren matar a Jesús, el heredero. Pero Jesús es la piedra angular, la que sostiene
el edificio. Y en esta piedra tropezaron, porque, aunque ellos de hecho lo
asesinaron en la cruz, el Padre Dios lo resucitó de entre los muertos y lo restableció
a la vida para siempre. A Él primero, y con Él a todas las víctimas de todos los
sistemas asesinos de todos los tiempos a causa de la fe. Pidamos al Señor que
sepamos hacer de Jesús la piedra angular, la viga central del edificio de nuestras
vidas; que sea nuestro sostén todos los días y en todas las opciones de nuestra
vida.
Juan Alarcón
(Extracto de SERVICIOS KOINONÍA)