II Domingo de Cuaresma, Ciclo A
Homilía basada en el Catecismo de la Iglesia Católica
«Los que habían anunciado al Mesías ven su luz; los que tienen que
anunciarlo verán antes su cruz»
I. LA PALABRA DE DIOS
Gn 12,1-4a: «Vocación de Abraham, padre del pueblo de Dios»
Sal 32,4-5.18-20.22: «Que tu misericordia, Señor, venga sobre
nosotros, como lo esperamos de ti»
2Tm 1,8b-10: «Dios llama y nos ilumina»
Mt 17,1-9: «Su rostro resplandeció como el sol»
II. APUNTE BÍBLICO-LITÚRGICO
La respuesta de Abraham a la iniciativa de Dios irrumpiendo en su historia, no
puede ser otra que la fe. Es respuesta insegura, porque no sabe a dónde va; y
segura porque Dios está con él. Luz y tinieblas mezcladas.
Situado junto a la predicción de la Pasión, el relato hace que veamos cómo los
discípulos descubren la profundidad de lo que antes resultaba escandaloso. Y les
gusta. Oyen voces y mensajes nada habituales ni corrientes. El destino de Jesús
no puede ser sólo la muerte.
La cruz en el horizonte del cristiano, aunque como a los discípulos le dé miedo,
no deja de ser identificación con el propio Cristo. A la luz del Tabor es sencillo
sentirse cómodo; pero el de la luz no es el Cristo «completo»: falta el paso de la
Cruz.
III. SITUACIÓN HUMANA
El hombre tiene experiencia de que en la vida se dan alternativamente la luz y la
tiniebla, el gozo y el dolor, la esperanza y el desánimo. La sorpresa se da cuando
prevalece una de estas situaciones: O nos parece demasiada felicidad, o se nos
antoja excesiva desgracia. El Concilio habla de «los gozos y las esperanzas, las
tristezas y las angustias de los hombres», invitándonos a la solidaridad con
nuestro tiempo.
IV. LA FE DE LA IGLESIA
La fe
– La Transfiguración, visión anticipada del Reino: "La Transfiguración de Cristo
tiene por finalidad fortalecer la fe de los Apóstoles ante la proximidad de la
Pasión: la subida a un «monte alto» prepara la subida al Calvario. Cristo, Cabeza
de la Iglesia, manifiesta lo que su cuerpo contiene e irradia en los sacramentos:
«la esperanza de la gloria» (Col 1,27)" (568; cf 554. 555. 556).
– En la Cruz Jesús nos mereció la salvación: 616. 617. 618.
– Subida de Jesús a Jerusalén: 557. 558.
La respuesta
– «Jesús ora antes de los momentos decisivos de su misión: antes de que el
Padre dé testimonio de él en su Bautismo y de su Transfiguración... La oración
de Jesús ante los acontecimientos de salvación que el Padre le pide es una
entrega, humilde y confiada, de su voluntad humana a la voluntad amorosa del
Padre» (2600).
– Invitación a transformar el mundo (Doctrina Social de la Iglesia): 2419-2425.
El testimonio cristiano
– «Para que los apóstoles concibiesen con toda su alma esta dichosa fortaleza,
no temblasen ante la aspereza de la cruz, no se avergonzasen de la Pasión de
Cristo y no tuviesen por denigrante el padecer .... subió con ellos solos a un
monte elevado, les manifestó el resplandor de su gloria, porque, aunque creían
en la majestad de Dios, sin embargo ignoraban el poder del cuerpo, bajo el que
se ocultaba la divinidad... Con esa Transfiguración pretendía especialmente
sustraer el corazón de sus discípulos del escándalo de la cruz y evitar que la
voluntaria ignominia de su Pasión hiciese flaquear la fe de los mismos» (San
León Magno, Serm 51 Témp. de Cuaresma).
– «Tú te has transfigurado en la montaña, y en la medida en que ellos eran
capaces, tus discípulos han contemplado tu gloria, oh Cristo Dios, a fin de que
cuando te vieran crucificado comprendiesen que tu Pasión era voluntaria y
anunciasen al mundo que Tú eres verdaderamente irradiación del Padre (Liturgia
bizantina, Kontakion de la Fiesta de la Transfiguración)» (555).
La luz del Tabor no es para sentirse cómodamente instalados; hay que bajar al
llano y anunciar la luz desde la Cruz.