IV Domingo de Cuaresma, Ciclo A
Homilía basada en el Catecismo de la Iglesia Católica
«Los bautizados estamos iluminados por Cristo para no caminar ni a
ciegas ni en tinieblas»
I. LA PALABRA DE DIOS
1S 16,lb.6-7; 10-13a: «David es ungido rey de Israel»
Sal 22,1-6: «El Señor es mi pastor, nada me falta»
Ef 5,8-14: «Levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz»
Jn 9,1-41: «Fue, se lavó, y volvió con vista»
II. APUNTE BÍBLICO-LITÚRGICO
El más pequeño de los hermanos, David, no contaba en los planes de nadie.
Pero sí en los de Dios. Y fue elegido. No hemos buscado nosotros a Dios, es Él el
que ha salido a nuestro encuentro.
Cuando los judíos expulsan al ciego de la sinagoga, Jesús le sale al encuentro. Y
llega entonces la luz de la fe: «¿Crees tú en el Hijo del Hombre?... El que estás
viendo...ese es». El que es elegido no puede tener otra actitud que la de la
incondicionalidad. Sale de la tiniebla se encuentra con la luz: Cristo.
Cristo se llama a sí mismo Luz del mundo. Pero esto no se limita a la curación de
un ciego. En él estamos representados todos los que caminamos en medio de
tinieblas, y necesitamos de su luz. De lo contrario, seríamos ciegos guiando a
ciegos.
III. SITUACIÓN HUMANA
Nuestro mundo de hoy valora extraordinariamente la imagen. Hoy preocupa
ante todo que la apariencia exterior esté bien cuidada; que quien tenga que
desempeñar una función, no fracase nunca por «cuestión de imagen». Hay que
mimar las apariencias, aunque lo profundo e íntimo se abandone.
Hoy preferimos encubrir los defectos antes que corregirlos, disimular más que
remediarlos. Cuando irrumpe en la vida una luz que pueda arreglar situaciones,
puede ocurrirnos como cuando salimos de un lugar oscuro y nos topamos con la
luz: que nos duelen los ojos. Hoy, ¿acabará dañándonos cualquier luz profunda?
IV. LA FE DE LA IGLESIA
La fe
– Cristo, revelación del Padre y misterio de Redención: "Toda la vida de Cristo es
Revelación del Padre: sus palabras y sus obras, sus silencios y sus sufrimientos,
su manera de ser y de hablar. Jesús puede decir: «Quien me ve a mí, ve al
Padre» (Jn 14,9), y el Padre: «Este es mi Hijo amado; escuchadle» (Lc 9,35)"
(516).
– «Toda la vida de Cristo es Misterio de Redención. La Redención nos viene ante
todo por la sangre de la cruz, pero este misterio está actuando en toda la vida
de Cristo» (517; cf 528-530).
– Cristo, luz de los pueblos: 748.
La respuesta
– El Bautismo, baño de iluminación: "Este baño es llamado iluminación porque
quienes reciben esta enseñanza (catequética) su espíritu es iluminado...
Habiendo recibido en el Bautismo al Verbo, «la luz verdadera que ilumina a todo
hombre» (Jn 1,9), el bautizado, «tras haber sido iluminado» (Hb 10,32), se
convierte en «hijo de la luz» (1 Ts 5,5), y en «luz» él mismo (Ef 5,8)" (1216).
– Ceguera e injusticia: 1740.
– La duda en la fe puede llevar a la ceguera del espíritu: 2088.
El testimonio cristiano
– «Quedaremos iluminados, queridos hermanos, si tenemos el colirio de la fe.
Porque fue necesaria la saliva de Cristo mezclada con tierra para ungir al ciego
de nacimiento. También nosotros hemos nacido ciegos por causa de Adán, y
necesitamos que el Señor nos ilumine... Piensa que también iluminó a los
ciegos» (San Agustin, Ev. S. Juan, 34).
Los que preguntan al ciego no están buscando respuestas; están descartando a
Jesús como luz. Y así no puede ser reconocido. Sólo el que se deja orientar por
su luz, llega a Él.