Día 1º. MIÉRCOLES DE CENIZA: inauguramos un tiempo de
entrenamiento para vencer contra las fuerzas del mal: con la capa de la
caridad, la espada del sacrificio y la coraza de la oración
¿Qué es la cuaresma? Cuarenta días… ¿de qué? De Jesús en el
desierto preparándose para su
vida de predicar el Evangelio.
“Ahora es tiempo favorable” para
convertirnos, “ahora es día de
salvación”. Jesús dijo que no
hagamos las cosas “para ser
vistos”, y nos habla de hacer
limosna, rezar y ayunar. Jesús,
enséñame esta ciencia de ayudar
a los demás, de rezar y hacer
sacrificios, sobre todo
sacrificios que hagan felices a los demás: como sonreír, hacer las paces,
pedir perdn… Mientras el mundo anda de Carnaval, con máscaras, la Iglesia
nos anima a quitarnos la máscara del pecado y pedir perdón, y libres de toda
culpa alabar a Dios con el corazón sincero.
Cuentan de un niño que se peleaba con una niña en una escuela de
enseñanza infantil, y cuando la maestra le regañó se puso a llorar; entonces,
ella le dijo: “no te preocupes, que no has sido tú sino el demonio quien te ha
hecho hacer esto” y el nio, serio, contest: “tirarle de la trenza quizá sí
que ha sido el demonio pero escupirle a la cara ha sido idea mía”… reconocía
sus faltas, era sincero.
Cuando tuvimos la imposición de ceniza en el cole, los más pequeños
querían que les “echara” agua bendita a ellos también. Eso dice el salmo:
“limpia mi pecado. Rocíame con el hisopo y quedaré limpio; lávame y quedaré
más blanco que la nieve. Hazme oír el gozo y la alegría… Aparta de mi pecado
tu vista, borra en mí toda culpa». Hazme sentirme limpio. Hazme sentirme
perdonado, aceptado, querido. Si mi pecado ha sido contra ti, mi
reconciliación ha de venir de ti. Dame tu paz, tu pureza y tu firmeza. Dame
tu Espíritu, que vea ante el espejo de la verdad. Mata, Dios mío, el gusano
de mal que hay en mí; / haz de mí mariposa de tu agrado, / y que pueda volar
con libertad / en nuevo paraíso. / Transforma, oh Dios, la fiera que hay en
mí; / conviérteme en la persona que Tú sueñas: / sensible, generosa,
solidaria, / lléna mi corazón de santo Espíritu... / y te cantaré mi amor
(Caritas).
La oración, sacrificio y limosna son las armas para vencer todas las
fuerzas del mal, del demonio, como veremos el domingo con las tentaciones
de Jesús que resumen todos los males. Con estas armas vencermos la batalla
y cumpliremos la misión, como la Comunidad del Señor de los Anillos, aunque
haya malicia en el mundo que quiera romper el mundo como en Avatar. Así
pedimos a Dios "iniciar un camino de auténtica conversión para afrontar
victoriosamente, con las armas de la penitencia, el combate contra el
espíritu del mal".
Recibir la ceniza en nuestra cabeza, con la señal de la cruz, es quedar
marcados, el otro día algún niño llevaba a bolígrafo marcas en la frente… no
es un juego ni algo mágico, sino un signo religioso, de algo muy grande, de
que Dios en nuestro interior nos ha dado el Espíritu Santo, y nos ha marcado
como suyos, y escrito nuestros nombres en el libro de la Vida. Pero hemos
de luchar con alegría para prepararnos para la Olimpiada en estos 40 días,
para la Pascua. Por eso se nos dice: "Convertíos y creed el Evangelio" o
también: "Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás". Este día, los
mayores de 14 años debemos hacer abstinencia de carne, como los demás
viernes de cuaresma. Los que tenemos entre 18 y 59 años, ayuno. Es un día
de penitencia, para que ayudemos a los demás (obras de misericordia) y para
ello nos privemos de lo nuestro (por ejemplo dejando los juguetes o las
cosas personales a los hermanos, sin tanto miedo a que nos las rompan).
Hemos de hacer “ayuno” sobre todo “del yo”. Si te fijas, los hombres
estamos continuamente con el Yo en la boca: que si me han dicho, si siempre
tengo que hacerlo yo, si me tienen manía, si era mío o para mí, que si yo he
metido el gol, si yo le dije y entonces .... si me apetece a mí, qué pensarán de
mí, ... y mil frases más que conjugan con distintos verbos el Yo, a Mí, Mío. Y
hoy, miércoles de ceniza, la Iglesia nos recuerda: polvo eres y en polvo te
convertirás. ¿Sabes qué quiere decir eso? Dios creó el cuerpo de Adán de la
tierra, y nuestro cuerpo volverá a ser tierra con la muerte. Y nuestra alma
volverá a Dios. La ceniza nos hace pensar en todo esto, y quitar las malas
hierbas del egoísmo… la Virgen, la muy humilde, nos ayudará a concretar
esas armas para la lucha.