5º Domingo de Cuaresma - A
Evangelio de la Misa: Jn 11,1-45 - La resurrección de Lázaro
La Liturgia de la Sta. Misa nos invita a contemplar a Jesús resucitando a
su amigo Lázaro, después de dialogar con sus hermanas Marta y María, a
quienes les comunica las ideas más grandiosas y atrevidas que no se podían ni
imaginar: “Yo soy la Resurrección y la Vida”.
En efecto, devuelve a la vida a su amigo Lázaro; y a todos nos promete
una Vida espiritual, que ennoblece y dignifica la simple vida humana, con la fe y
la gracia santificante, y que se prolonga después de la muerte en la Resurrección
eterna. Este es el gran mensaje de Jesús: su gracia santificadora y
transformadora de la vida humana.
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Oración para cada día de la semana
Qué escena más entrañable, Señor, tuviste con las hermanas de Lázaro.
Qué enseñanzas más profundas, ilusionantes y transformadoras nos dejaste.
La muerte de su hermano les había sumido en la mayor tristeza
y casi en la desesperación. Pero Tú les abriste el corazón
a horizontes más elevados y les fogueaste los mejores sentimientos
para seguir viviendo en paz, con esperanza, con alegría y con amor.
Señor, me hablas de que Tu eres la Resurrección y la Vida,
y me aseguras que quien tiene fe en tus palabras no morirá para siempre.
Tantos anuncios comerciales me ofrecen otras promesas
para vivir bien, para no envejecer, para ser feliz.
Pero sé que esto se queda en consejos puramente materiales,
o a lo sumo con una proyección social, que también tenemos que cuidar.
Pero, Tú, Señor, ofreces algo más profundo y entusiasmante:
es la fe en tus palabras y la confianza en tu persona,
que no en vano moriste en la Cruz para luego resucitar.
Confío y me acojo a tu gracia santificadora,
y a ese amor divino que puede transformar mi existencia,
amando la vida, al prójimo, al mundo, al dolor y al bienestar,
y a todas las realidades limpias y nobles
con las que deseo disfrutar y ser verdaderamente feliz.
Quiero grabar en mi corazón tus palabras: “Yo soy la Resurrección y la Vida,
quien cree en Mi no morirá para siempre”.
Que esta Cuaresma, Señor, me remueva en propósitos sinceros
de vivir siempre en gracia de Dios confesándome con frecuencia.
Padre Segismundo Fernandez Rodríguez